Después del recrudecimiento del conflicto en Oriente Próximo la pasada semana, EE.UU. tomó medidas contra el terrorismo internacional. El presidente estadounidense, George W. Bush, comparó a Hamás con Al Qaeda y congeló todas sus supuestas fuentes de financiación.
La Cumbre de Bonn, auspiciada por la ONU, terminó al pasado miércoles con un acuerdo sobre lo que serán las líneas maestras que dirigirán la transición postalibán en Afganistán.
Kandahar era, hasta el pasado viernes, el último bastión de los talibán. Cuando se cumplen dos meses del inicio de los bombardeos estadounidenses sobre Afganistán, los soldados del régimen están entregando las armas y se rinden. La controversia ha surgido cuando el nuevo presidente del país ha ofrecido la amnistía a los talibán y EE.UU. se ha opuesto a ello.
Los errores de los bombardeos de EE.UU. sobre Afganistán han afectado a sus propias tropas. Tres marines estadounidenses y cinco soldados de la oposición murieron, el pasado miércoles, al explotar una bomba de 900 kilos que se había desviado de su objetivo.