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La invasión de Perejil, punto de inflexión en las relaciones hispano-marroquíes

Por Noelia Hernández MartínTiempo de lectura2 min
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La invasión marroquí del islote de Perejil el 11 de julio del pasado año supuso un antes y un después en las relaciones diplomáticas entre ambos países. Las relaciones alcanzaron la cota máxima de tensión con este incidente, pero ya estaban rotas debido a la retirada del embajador marroquí, los desacuerdos en materia pesquera y el aumento de inmigración ilegal.

La isla de Perejil tiene un escaso interés geográfico, pero sí estratégico, por lo que desde hace siglos ha sido deseada por diversas potencias que han querido acrecentar o iniciar su dominio del Estrecho de Gibraltar, como es el caso de Gran Bretaña o Estados Unidos. Paradójicamente, o quizás con intereses de dominio, Estados Unidos medió entre España y Marruecos para restablecer el status quo perdido por este conflicto. Lo cierto es que el Estatuto de la ciudad autónoma de Ceuta no contempla explícitamente la soberanía del islote, pero España denunció que existía un acuerdo entre los dos países desde hace 40 años para no ocupar militarmente Perejil. El Gobierno de España respondió a la invasión con una acción militar que permitió desalojar Perejil de tropas marroquíes, aunque posteriormente dejó allí a casi un centenar de legionarios para asegurar la zona y evitar otra invasión. El ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Mohamed Benaissa, declaró que la acción militar de España equivalía a una declaración de guerra. Durante cuatro días, la isla estuvo bajo dominio español hasta que los gobiernos de ambos países llegaron a un consenso que el Gobierno marroquí convirtió en un drama posbélico, donde el papel del villano que acude al feudo del agraviado le correspondió a España. La ministra de Asuntos Exteriores española viajó a Rabat para reunirse con su homólogo marroquí, Mohamed Benaissa. Cuando la ministra llegó a la capital marroquí no fue recibida por su homólogo, como la Embajada española creía, sino por el jefe de Protocolo del Ministerio de Exteriores marroquí, el cargo más bajo que se envía a dar la bienvenida a un representante extranjero. Al final, ambos mandatarios llegaron a un pacto que recuperaba el status quo que se había mantenido durante más de 40 años. Los ministros decidieron reunirse de nuevo en septiembre en Madrid para recuperar el diálogo pero este encuentro nunca tuvo lugar porque Marruecos acusó a España de haber violado su espacio aéreo y se negó a dialogar con España. Resuelto este incidente, ambos países se mostraron dispuestos a dialogar y fruto de ello es la reunión que el pasado jueves celebraron en Rabat en la que acordaron la vuelta de los embajadores.