Kluivert hizo de tridente

Por Roberto J. Madrigal1 min

El Sevilla pagó las precauciones con que afrontó la visita del Barcelona. Los hombres de Rexach no tuvieron problemas para dominar de cabo a rabo el partido, aunque les costó más perforar la defensa numantina que planteó el técnico local, Joaquín Caparrós. Sin embargo, los del Nervión renunciaron al ataque y dejaron solos a los delanteros, Olivera y el jovencísimo Reyes, que no supieron encontrarle las cosquillas a la defensa de tres que dispuso el Barça y a Bonano, que contribuyó a darle serenidad a la zaga azulgrana. Después de las cábalas sobre si jugaría o no el tridente, es decir Saviola, Rexach optó por dar entrada a Marc Overmars por la banda izquierda. El Barça carburó, pero unas veces le faltó puntería para concretar en ocasiones de gol el dominio que consiguió en el área sevillista y otras se topó con Notario. El atasco en la ofensiva culé lo resolvió el que más fino anda últimamente: Patrick Kluivert. El holandés salvó los muebles, con o sin Saviola: él abrió el marcador y él le dio la victoria al Barça, después de que un penalti más que inocente cometido por Rochemback lo convirtiese en gol Nico Olivera, casi en la única llegada del Sevilla a la meta del argentino Bonano. A Kluivert le da igual jugar con tres o cuatro defensas o sin extremos, pues Rexach dio entrada a Puyol y Saviola para tratar de evitar el desaguisado que se cernía en la buena imagen del Barça, que estuvo a punto de quedar empañada por la poca pólvora de gol que mostraron los delanteros azulgranas. Sin embargo, con Kluivert todo es tranquilidad: empezar la Liga con buen pie era lo importante, aunque no se deberá descuidar Carles Rexach para evitarse sustos, pues no todos sus rivales le pondrán las facilidades defensivas que le dejó el re-novato Sevilla.