CATÁSTROFE ECOLÓGICA
Incomprensión y politización, remedios a la catástrofe del ¬Prestige¬
Por Ana María Riaza2 min
España14-12-2002
Cuando apenas se cumple un mes del naufragio del Prestige frente a las costas de Galicia, al noroeste de España, el Ejecutivo central y los principales partidos de la oposición se debaten en una guerra de acusaciones sin sentido, donde el fuel oil parece haberse transformado en el principal proyectil de tiro dentro del Congreso.
Ni unos ni otros. Las reacciones tanto por parte del Gobierno como de la oposición en el Congreso de los Diputados están cada día más lejos de la actividad social y de la generalizada necesidad de respuesta presentes en Galicia desde el hundimiento del petrolero el pasado día 13 de noviembre. Con una economía real que se mantiene a base de la actividad marítima de la zona, y una economía sumergida manutenida única y exclusivamente a partir de la pesca diaria y puntual, el problema del fuel oil invadiendo las costas gallegas va mucho más allá de cualquier jugueteo político por parte de los distintos partidos que asisten al Hemiciclo. Mientras el Gobierno continúa posponiendo las diversas propuestas de comunicación y cooperación interpartidista que ha recibido de los diversos grupos que conforman en pleno la oposición parlamentaria -esto es, Partido Socialista (PSOE), Partido Nacionalista Vasco (PNV), Izquierda Unida (IU), Coalición Canaria (CC) y Grupo Mixto-, el primer partido opositor, y crítico principal de las acciones llevadas a cabo desde el seno popular, el PSOE, confeccionaba unos planteamientos de actuación con respecto al Prestige más cercanos a un lavado de cara con vistas a los comicios electorales del próximo mes de marzo, que a una propuesta de ayuda y cooperación materiales con Galicia. De este modo, la sesión de control celebrada el pasado miércoles en el Congreso se transformaba, no ya en un debate sobre el aumento de efectivos militares en la zona como ayuda para extirpar el chapapote de las rocas, o la medida en que se incrementará la protección contra la contaminación por el fuel en las Rías Bajas -consideradas como la mayor reserva de marisco de toda Europa-, sino en un vulgar cruce de acusaciones entre dirigentes de unos y otros partidos. Así, el secretario general del Partido Popular (PP), Javier Arenas, rehusaba la pretensión de la oposición, promovida por el secretario general del Partido Socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, de sacar del debate político la crisis del Prestige a través de la creación de una mesa paralela en la que pudiesen tomar parte todos los partidos políticos, con un simple "pues no". Por su parte, el diputado regional socialista en Madrid, Antonio Carmona, resumía la intencionalidad activista del PSOE al declarar cómo estaban "sobrados de votos" frente a los comicios autonómicos y municipales del próximo año. "Y si hace falta, hundimos otro barco", puntualizaba el diputado socialista, que, días más tarde, presentaba su dimisión en su cargo a causa del desafortunado comentario.