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Las cuestiones clave en la crisis hispano- marroquí

Por Noelia Hernández MartínTiempo de lectura3 min
España11-12-2002

La crisis entre España y el país vecino comenzó con la retirada del embajador, Abdesalám Baraka de España. La situación se agravó con la invasión marroquí de la Isla de Perejil. A pesar de que hubo intentos por reestablecer las relaciones, Marruecos se negó a celebrar una reunión prevista para el mes de septiembre con el pretexto de que España había violado su espacio aéreo.

Si a estos problemas se suman las tensiones producidas por la inmigración, los desacuerdos en materia pesquera, la reivindicación marroquí de Ceuta y Melilla, y el problema sobre la soberanía del Sáhara Occidental, el resultado es una crisis que dura ya más de un año. El rey de Marruecos, Mohamed VI, llamó a consultas el 27 de octubre del pasado año a su embajador en España, Abdesalám Baraka. En realidad esta llamada de consultas no es más que un eufemismo de la retirada directa del embajador. Cuando se demanda una llamada a consultas es por un tiempo breve, en el que el diplomático informa, de primera mano, de las relaciones hostiles entre ambos países. Sin embargo, su particular llamada a consultas significa más bien una retirada del embajador, lo que trae consigo el fin de las relaciones entre ambos países y lo que es peor, el no reconocimiento por parte de Marruecos del Estado Español. La situación empeoró con la invasión marroquí de la Isla de Perejil el 11 de julio. Al final, España y Marruecos llegaron a un pacto para recuperar el statu quo que habían tenido durante más de 40 años. El restablecimiento de la situación que reinaba antes de la invasión supuso, para España, que en isla no hubiera ocupación de ninguno de los dos países, ni símbolos de soberanía, y que se garantizara el libre acceso a la Guardia Civil para operaciones de persecución del contrabando y el tráfico de drogas, como ocurría hasta la ocupación del islote. No es la primera vez en la historia que Marruecos invade un territorio español. Ya en 1979 el país magrebí ocupó el Sáhara Occidental, que por aquel entonces era una colonia española. Y fue así como Marruecos consiguió arrebatar la colonia a España. El suceso de Perejil contribuyó a recordar que Marruecos es capaz todavía de invadir un territorio. De ahí que España vea al país magrebí como una amenaza en Ceuta y Melilla, territorios que exige a España por encontrarse en el continente africano. La reivindicación de la soberanía de estas comunidades ha contribuido también a aumentar las tensiones entre ambos países. Tras el suceso de Perejil, la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, viajó a Rabat en julio para reunirse con su homólogo marroquí, Mohamed Benaissa, y resolver el problema. Ambos mandatarios decidieron darse un periodo de tregua para enfriar la tensión desatada por el incidente de Perejil. Decidieron reunirse en septiembre para comenzar a establecer unas relaciones más fluidas. Sin embargo, este encuentro nunca se celebró. Marruecos suspendió la reunión porque, según el ministro de Asuntos Exteriores, un helicóptero español aterrizó en Perejil y un avión sobrevoló su espacio aéreo. En realidad, el avión que amenazaba a Marruecos era una avioneta que Tele 5 contrató para hacer su trabajo informativo y, según los periodistas de esta cadena de televisión, "en ningún momento entró en el espacio áereo marroquí". La reivindicación marroquí de la soberanía del Sáhara Occidental, el aumento de inmigrantes ilegales marroquíes y los desacuerdos entre España y Marruecos en materia pesquera agravaron aún más la tensión entre ambos países.