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DESFORESTACIÓN

El plan de prevención de incendios de Bush supone la tala de miles de árboles

Por Aarón AbadTiempo de lectura1 min
Sociedad20-08-2002

George W. Bush continúa enfrentándose a los grupos ecologistas. Se ha negado a ratificar el Protocolo de Kyoto y a asistir a la Cumbre Mundial del Desarrollo sostenible, y ahora ha elaborado una controvertida política para prevenir los incendios: acabar con la continuidad de las densas masas forestales, que con la actual sequía “son como paja esperando una chispa”.

La Administración de Bush quiere implicar a la industria maderera en este “saneamiento de los bosques". Como moneda de cambio, las madereras podrán explotar el valor comercial de la masa forestal, convirtiéndose en una operación rentable. Las asociaciones ecologistas acusan al presidente estadounidense de “aprovechar la psicosis creada por la ola de incendios para dejar sin efecto las leyes de protección ambiental y dar un paso atrás 30 años”. Aseguran que el lobby de la madera contribuyó de forma multimillonaria a la campaña de Bush y que ahora al presidente le toca devolver el favor. Este plan le ha hecho ganarse a Bush el sobrenombre de “el gran deforestador”. Todo lo contrario está sucediendo en Brasil, donde se pretende crear la mayor reserva ecológica de la Tierra, para preservarla de las talas indiscriminadas. En el corazón de la amazonia se va a desarrollar el Parque Nacional de Tumucumaque, que abarcará cerca de cuatro millones de hectáreas, aproximadamente dos veces la extensión de Suiza. Los especialistas llevan siete años analizando las posibilidades y condiciones de cada región del bosque brasileño, y las conclusiones que han alcanzado indican el norteño estado de Amapara como el más adecuado para el proyecto, por aunar dos características fundamentales. La primera es la inaccesibilidad ya sea por vía terrestre o fluvial. La segunda es que es probablemente el espacio de mayor biodiversidad del mundo, con más de 400 especies de flora y fauna todavía desconocidas por los científicos, además de albergar algunas de las especies más sorprendentes y escasas del planeta, como es el caso del perezoso. Si se cumplen los plazos previstos el oarque podría estar inaugurado dentro de tres años.