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ACHIQUE DE ESPACIOS

Una chapuza artificial

Fotografía

Por Nacho García BarcoTiempo de lectura2 min
Deportes11-12-2001

Desde que la temporada pasada la Federación Española de Fútbol (RFEF) decidió hacerle un lavado de cara a una de sus competiciones históricas, la Copa del Rey, con el establecimiento de un partido único en las tres primeras rondas, multiplicó por mil su atractivo. A partir de entonces, las posibilidades para los equipos más modestos de hacerle frente a los grandes aumentaron de cero a cien en muy poco tiempo. Con el paso de los meses, quedó demostrado que el cambio le ha hecho un gran favor al fútbol. Los equipos humildes, de Segunda División B o Tercera, cuentan con su propio campo para tumbar a los más potentes; ya no hay partidos de ida y vuelta, sino sólo una oportunidad para seguir adelante. Evidentemente, ese partido único iguala las condiciones de los equipos porque entran en acción campos estrechos, encerronas, césped en mal estado o artificiales... La oportunidad histórica de hacerle frente a los equipos profesionales ensalza este torneo hasta el punto de que, en parte, ha recuperado algo de su prestigio. Pero recientemente sólo se habla de la Copa del Rey por un hecho triste. El Deportivo de La Coruña se ha negado a disputar el partido de ida de octavos de final (ya entran en juego partidos a doble vuelta) contra el Hospitalet, de Segunda B, en el campo de hierba artificial donde los catalanes disputan sus partidos el cuadro catalán. Esgrimiendo una razón irrisoria tal como que ese tipo de terreno puede ocasionar lesiones, el conjunto gallego ha optado por echarle un pulso al débil club catalán sabedor que la Federación le va a dar la razón. Si presume de ser un club grande, el Deportivo de La Coruña debería haber seguido la estela de Real Madrid y Real Sociedad, que disputaron sus anteriores eliminatorias en césped artificial: los merengues jugaron dos eliminatorias y los donostiarras cayeron eliminados por el propio Hospitalet. Recuerdo a Valdano reconocer que el Madrid no puede negarse a disputar un partido sea cual sea el terreno -dentro de la lógica, claro-, y esa línea es la que deben seguir los equipos de primer nivel. Socialmente, por historia y por nombre, un equipo grande no puede elevar el listón de un equipo modesto que no da para más. Lendoiro, Irureta y el Deportivo, en general, han sacado los pies del tiesto en un tema donde deberían haber dado ejemplo. Teniendo un partido de vuelta en Riazor para resolver, los gallegos han perdido puntos, aunque terminen ganando la eliminatoria. Los aires de grandeza no sientan bien por La Coruña.

Fotografía de Nacho García Barco