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EL REDCUADRO

Pollito de California

Fotografía

Por Antonio BurgosTiempo de lectura2 min
Opinión10-12-2001

Cuando Hassan II le quitó a un Franco agonizante el Sahara por el procedimiento del tirón de la Marcha Verde y sobre el imperio de las llamadas provincias africanas de la dictadura se puso definitivamente el sol de la descolonización, nos quedamos sin saber quién era el tío que iba allí con la bandera americana entre la morisma. Ahora lo sabemos. Probablemente, era uno como Johnny Walker, Jota Be, Jack Daniel o como con nombre de güisqui se llame ese americano que ha sentado plaza de talibán, cual otros compatriotas suyos se apuntan a clérigos del Hare Krisna o a novios de Penélope Cruz. A la vista de los acontecimientos, lo del "hay gente pá tó" que dijo Rafael Guerra "Guerrita" habría que matizarlo con membrete americano. Más que gente "pá tó", lo que hay siempre son americanos "pá tó". A este Johnny Walker que vemos en la CNN con toda la mugre del mundo encima de la chilaba, que acabará con las fábricas de champú el día que los tribunales (militares, por supuesto) decidan lavarle la cabeza antes de cortársela, lo conocemos de sobra. Si en vez la biografía de Malcom X hubiera pedido en la biblioteca de la Universidad "Fiesta" de Hemingway, la cornada no se la habría dado la Alianza del Norte, sino un toro de Miura en la calle de la Estefeta. El que se estampilló de talibán como Abdul Hamid es uno de los clásicos americanos loquitos, con la cabeza en Pamplona a las tres de la tarde, que nos encontramos indefectiblemente en los encierros, en la santería caribeña, en los templos budistas, de samurais, de cantores de tangos en Buenos Aires, de bandeirantes en el Carnaval de Río. Aquí en España tenemos un Jonnhy Walker, pero en plan simpático y además con menos mugre encima. Como al otro le dio por meterse en las cuevas de Bin Laden, al nuestro le dio por irse las Cuevas del Sacromonte. Si el réprobo americano se hizo talibán, el nuestro se hizo cantaor flamenco, que es mucho más difícil, porque la seguiriya es bastante más complicada que el kalashnikov. Hablo de El Pollito de California, que en vez de matar criaturas e imponerle el burka a las señoras, canta y toca la guitarra y ahora se ha colocado en "El Tirachinas" de la Cope, donde nos demuestra que no todos los americanos aventureros quieren dominar al mundo, sino que hay algunos que simplemente quieren ser felices en otras culturas, después de cambiar la hamburguesa por el Jabugo, que nunca es mal cambio. Pollito de California hasta se tiene montada su CNN particular, con la más divertida guía comercial que nunca fue radiada. Si Jonhhy Walker hubiera llegado a conocer a Pollito allí en California, no sería ahora un triste traidor terrorista, sino que a lo mejor estaba de telonero en el espectáculo de José Mercé, cantando por bulerías. Muy malamente, pero cantando.

Fotografía de Antonio Burgos

Antonio Burgos

Columnista del diario ABC

Andaluz, sevillano y del Betis

** Este artículo está publicado en el periódico ABC y posteriormente recogido de AntonioBurgos.com por gentileza del autor