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La lotería vuelve a llenar España de alegrías y decepciones

Por Carmen Rosa FernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad22-12-2001

Los niños de San Ildefonso volvieron a repartir la suerte un año más ante millones de nerviosos jugadores que esperaban, como cada año, que su suerte cambiase. El gordo quedó muy repartido, incluso turistas se hicieron con un décimo premiado en sus vacaciones veraniegas.

La lotería ha sido, un año más, centro de atención para todo un país para el que la suerte es casi una religión. Ni guerra santa, ni revueltas estudiantiles, ni discusiones parlamentarias pueden ese día competir con el esperado momento en el que los niños de San Ildefonso canten la mayor alegría del año para los españoles: el gordo de Navidad. Aitor Sierra y Moli Paredes fueron los niños a los que el azar colocó el gordo en las manos, los primeros agraciados, para los que ser los anunciantes del máximo premio supone, no sólo alguna propina por parte de afortunados generosos, sino la admiración del resto de sus compañeros. Aparte de una bola escurrida de los nerviosos dedos de un niño y rápidamente recuperada, el sorteo aconteció sin incidentes. El 18.975, otra vez el 5, que continúa su ascenso como terminación más repetida en el gordo desde 1812. Con el número ya en las calles y en la boca de toda la población, comenzaron los primeros gritos de alegría. Los más fuerte en la localidad murciana de Lorca con el gordo muy repartido entre sus habitantes. Muchos inmigrantes compraron décimos a medias en la ventanilla de la administración número 3 de Lorca, así como también trabajadores de la limpieza de un hospital próximo. Por primera vez en la historia el gordo cayó también en la isla de La Palma. La lotería navideña parece haber querido compensar las pérdidas y la mala temporada sufrida por las dos localidades españolas con un dinero que incluso subirá el Producto Interior Bruto (PIB) de la región murciana, según el presidente de la Región, Luis Valcárcel. El tristemente famoso número 11.901, conocido como el número de Ben Laden que voló de la administración regentada por Rosita Rafales, en Amposta, Tarragona, no consiguió ningún premio. Los menos morbosos que eligieron el otro número en venta, el 6.536, se convirtieron en millonarios. En Aluche el premio ya se veía venir o, por lo menos, lo veía venir José María Tejeda, dueño de la Administración 475 de Madrid que, tras visitar a una vidente a principios de año, sabía que repartiría dinero estas navidades.