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RESUMEN DEL 2003

Mitos, leyendas, imposibles y realidades

Por Miguel VenegasTiempo de lectura2 min
Deportes28-12-2003

Michael Jordan, Lance Armstrong, David Beckham, Michael Schumacher, Valentino Rossi, Johnny Wilkinson, Janica Kostelic, Justine Henin y Kim Clijsters han deparado doce meses de magia, en los que fuera de las fronteras españolas se ha encontrado mucho del mejor espectáculo del mundo.

El 2003 se va, y con él, la magia de doce meses delante del televisor -a menudo-, observando a unos magos que han convertido el deporte en un cúmulo de sensaciones extraordinarias. Doce meses de estrellas rutilantes, que fuera de España han encumbrado a personajes dignos de toda admiración. España comenzó el año con la mirada más allá del océano, en la NBA. Allí la estrella se convertía en leyenda, al tiempo que medio mundo se maravillaba ante los últimos vuelos de Michael Air Jordan. El mago de los Magos dejaba los vuelos del baloncesto entre aplausos, mientras que Pau Gasol consolidaba su camino en los Grizzlies y Raúl López, tras un año de lesión, apuntaba maneras de John Stockton. Ahora bien, Estados Unidos ha cambiado un genio por otro: el de las pedaladas recordaba que sólo el espectáculo del Tour de Francia encumbra a los más grandes de la historia del ciclismo. Lance Armstrong, con su quinto triunfo consecutivo, subía a la altura de los grandes Miguel Induráin, Eddy Merckx, Bernard Hinault y Jacques Anquetil. Tras una primavera que también coronó a la joven croata Janica Kostelic, la reina de las rodillas frágiles en la Copa del Mundo, el verano se convirtió, irremediablemente, en el verano de David Beckham. El niño guapo del Manchester aterrizaba en el Real Madrid más galáctico de la historia, para convertir en madridistas a más de 300.000 fans de todo el mundo. El verano acababa, y otro americano, Andy Roddick, demostraba que en el tenis no hacen falta más de 20 años para ser el mejor del mundo. Tres cuartos de lo mismo con las belgas Justine Henin y Kim Clijsters, la última amenaza de las hermanas Williams. En el otoño, los españoles miraban al motor para arañar una gloria que se escapaba. Allí se encontraba Fernando Alonso, cumpliendo hazañas en un circo de la Fórmula 1 en el que el alemán más rápido del mundo, Michael Schumacher, se convertía en el mejor piloto de todos los tiempos, con permiso de Juan Manuel Fangio. Mientras, un italiano gamberro, Valentino Rossi, volaba sobre su moto escribiendo páginas de las más brillantes del motociclismo. Ya en los estertores, una última mirada a Inglaterra acercaba una gesta a un deporte poco conocido, el rugby, en el que un inglés llamado Johnny Wilkinson mostraba el arte de patear un balón, para ser campeón del mundo. El colofón para un año lleno de estrellas y de magia.