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INTERNACIONAL

Un déficit acuciante se extiende por la zona euro

Por Alejandra RedondoTiempo de lectura1 min
Economía07-09-2003

La Unión Monetaria se halla en un tira y afloja ante la inminente subida del déficit público de su Producto Interior Bruto (PIB). Tres de los países de mayor peso e influencia económica de la Europa actual, Francia, Alemania e Italia, ven estos días una gran caída en su actividad económica así como un desbordamiento en el gasto público lo que, entre otros, ha dado lugar a un desequilibrio en la balanza fiscal de toda la zona euro.

Según datos facilitados por los agregados de cada uno de los 12 países miembros de la Comisión Europea, el déficit público superará este año el máximo permitido por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, con un tres por ciento. Este pacto prevé clemencia únicamente en el caso de que los infractores sufran una caída del PIB de al menos un 0,75 por ciento, condición que ninguno de los tres países cumple por ahora. Así, tanto Francia como Alemania han admitido que su desequilibrio fiscal superará en el conjunto del presente año el cuatro y 3,8 por ciento respectivamente, tal y como se había acordado previamente en el Pacto. Ante tal situación, ya han sido varias las voces que se han apuntado a una posible flexibilización del pacto que, por lo visto, fija unos límites difícilmente salvables por algunos países miembros. Pero no todos han mostrado su apoyo a tal reforma. El primer ministro belga, Guy Verhofstadt, se pronunció recientemente a favor de mantener el marco actual, así como Luis de Guindos, secretario de Estado de Economía español: "quien crea que con más déficit puede aumentar el crecimiento económico, se equivoca". De este modo, el Banco Central Europeo (BCE), principal motor y coordinador, ha decidido mantener los tipos de interés en el dos por ciento, no modificar el precio del dinero en la eurozona en lo que queda de año y no aplicar subidas hasta mediados del 2004, como muy pronto. Además, representantes del BCE han querido mostrar su interés por una pronta corrección de los déficit excesivos en los países con desajustes fiscales, además de una consolidación estructural anual de al menos el 0,5 por ciento del PIB, detalle que, sin duda, ayudaría notablemente a enmendar la situación de desánimo persistente en la zona euro.