Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

MARRUECOS

La ministra española de Exteriores y su homólogo marroquí recuperarán el diálogo en septiembre

Por Noelia Hernández MartínTiempo de lectura2 min
España01-09-2002

Las relaciones diplomáticas entre España y Marruecos han estado marcadas por las difíciles negociaciones en materia pesquera, por el imparable flujo de inmigración ilegal y por la eterna reclamación que Marruecos hace de Ceuta y Melilla. A finales de 2001, Marruecos retiró a su embajador en Madrid. Este verano se ha escrito el último capítulo del conflicto: la invasión del islote español de Perejil.

El 11 de julio de 2002, una decena de soldados marroquíes invadieron la isla de Perejil. Aunque ni los atlas geográficos se ponen de acuerdo al otorgar la soberanía a uno de los dos países, lo cierto es que España denunció que existía un acuerdo entre ambos desde hace 40 años para no ocupar militarmente Perejil. Esta isla tiene un gran interés estratégico, por lo que desde hace siglos ha sido deseada por diversas potencias para acrecentar su dominio en el Estrecho de Gibraltar. Ante la invasión marroquí, el Gobierno español respondió con una acción militar que permitió desalojar a las tropas marroquíes establecidas en el islote. Posteriormente, Marruecos y España recuperaron el diálogo y, con la mediación de Estados Unidos, consiguieron un escueto acuerdo sobre la soberanía. Pero el suceso de Perejil no ha sido el único choque entre España y el país vecino. Ceuta y Melilla parecen convertirse en el eje de la política extranjera del régimen militar. El rey de Marruecos, Mohamed VI, ha reclamado el derecho de Rabat sobre Ceuta y Melilla. A estas pretensiones, el Gobierno español ha respondido tajantemente: "No es un asunto abierto. Insisto en que Ceuta y Melilla jurídicamente es un asunto incuestionable", afirmó la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio. Lo que sí es un asunto abierto, y España quiere solucionarlo cuanto antes, es la vuelta a Madrid del embajador marroquí. Para ello, la ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, se reunirá este mes de septiembre en Madrid con su homólogo marroquí, Mohamed Benaissa. Ambos países tampoco coinciden en los asuntos que tratarán en su próxima reunión. Mientras que a España le preocupa la inmigración ilegal y la vuelta del embajador, Marruecos reivindica su soberanía sobre las plazas españolas en el norte de África.