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CONSUMO

El incierto futuro de ‘Opening’ perjudica seriamente a sus alumnos

Por Ana Romero VicenteTiempo de lectura2 min
Economía31-08-2002

Famosas por sus ofertas, por su ubicación y flexibilidad horaria, su nueva tecnología y por un aprendizaje rápido, ameno y asegurado. Así se venden la nueva clase de academias de inglés que desde hace unos años se empezaron a asentar en España.

En un principio pasaron desapercibidas, pero con fuertes dosis de publicidad y marketing lograron hacerse hueco en el mercado. Y así lo hizo Opening, una humilde escuela de inglés nacida en Barcelona, que durante 20 años se dedicó a la enseñanza tradicional del idioma hasta que en 1996, y apadrinada por el Grupo CEAC, líder de educación a distancia, se hizo con gran parte de la fuerte demanda que por entonces había. Durante estos últimos años no ha parado de expansionarse. La proliferación de estas academias, Opening School English, tanto propias como en régimen de franquicias, ha sido continua en todas las Comunidades Autónomas: el 2001 lo cerraba con un total de 133 centros en toda España y más de 85 mil alumnos. Sin embargo, fue a partir del pasado mes de marzo cuando CEAC, que de por sí tiene una deuda bancaria de 82 millones de euros, reconoció la crisis económica de su filial Opening. Todo pareció solucionarse tras varios acuerdos, compras e inyecciones de capital de grupos como Planeta. Durante un periodo pareció haberse recuperado, pero a finales del pasado mes de julio se anunciaba la suspensión de pagos de Opening y durante el mes de agosto se cerraron las puertas de estas escuelas. Hoy por hoy esas puertas siguen igual, cerradas. Como todavía no se ha anunciado el quiebre de esta empresa, es válida la denuncia de incumplimiento de servicio que miles de alumnos desconcertados llevan a cabo. Pero sobre Opening están recayendo quejas de mayor envergadura. No son pocas las personas que se sienten estafadas y aseguran que todo ha sido un entramado con el que realizar un fraude de lo más beneficioso. Si en los próximos días Opening se declara en quiebra los alumnos serán los principales perjudicados. Sus planes y esperanzas de aprender inglés en un centro que todo eso prometía, se verán anulados pero, sobre todo, se podrían encontrar con la desagradable situación de tener que seguir pagando todos los meses la cuota correspondiente del curso pese a no estar recibiendo ninguna clase. El motivo es que casi la mitad de los alumnos inscritos en esta red de academias se acogieron a un crédito bancario a través del cual podían abonar de forma mensual el curso elegido. Por esta razón la deuda la tienen concertada con el banco, que desde un primer momento fue el que asumió el coste del curso al centro.