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ESTADOS UNIDOS

La fuente de las filtraciones es un ex empleado de la CIA

Por Irene Flores RuizTiempo de lectura3 min
Internacional10-06-2013

Por voluntad propia, Edward Snowden, un antiguo trabajador de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), que, en la actualidad, trabajaba para la empresa de seguridad Booz Allen Hamilton, que realiza tareas para la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), ha revelado su identidad como la fuente que filtró a los diarios The Guardian y The Washington Post, los detalles de los programas de vigilancia de las comunicaciones por parte del gobierno de EE.UU. Esta revelación se produce tan sólo un día después de que el director de Inteligencia Nacional, James Clapper, ordenara una investigación criminal sobre el responsable de la filtración de informaciones.

El propio Snowden, de 29 años de edad, ha asegurado en una entrevista a The Guardian desde Hong Kong que, mediante sus revelaciones, intenta denunciar la gigantesca máquina de vigilancia que se extiende sobre la ciudadanía y ha revelado que desde el momento en el que filtró los documentos ya sabía que no podía permanecer en el anonimato. En estos momentos, se encuentra en una habitación de un hotel de Hong Kong, ciudad escogida debido a que allí existe un compromiso energético con la libertad de expresión y porque estima que es uno de los pocos lugares existentes en el mundo en el que se puede escapar de los dictados del Gobierno estadounidense. Se encuentra a la espera de obtener asilo en cualquier país que crea en la libertad de expresión. El diario The Washington Post confirmó que la fuente de las últimas publicaciones sobre el espionaje de Internet y sobre las escuchas de las llamadas telefónicas era el mismo Edward Snowden. El ex trabajador de la CIA ha asegurado que con estas filtraciones no quiere ser el centro de atención y que espera que se focalice la atención en esos documentos y en el mundo en el cual se quiere vivir. Ha Asegurado que su finalidad ha sido informar a la población de lo que se está realizando en su nombre y en contra de los ciudadanos. En la entrevista al diario The Guardian, el propio Snowden ha asegurado que conocía estas prácticas desde antes de que el presidente de Estados Unidos accediera a su actual cargo y que iba a revelar la información en ese momento pero que decidió esperar. Se lamentó que Obama siguiera con las mismas prácticas que su antiguo predecesor. Asimismo, ha reconocido que, desvelando esa información, conocía el riesgo de acabar en prisión. “No puedes enfrentarte al país más poderoso del mundo y no tener en cuenta esta posibilidad”, ha asegurado. El propio Snowden ha afirmado que sacrifica todo esto para tener la conciencia tranquila y reconoce que, renuncia a un trabajo que le proporciona ingresos de alrededor de unos 200.000 dólares al año. Además, ha anunciado que, cuando preparó la última filtración de documentos que iba a revelar, informó a su jefe de la NSA que se tomaría unas semanas con el fin de recibir un tratamiento para a epilepsia, manifestada este último año e informó a su novia, que vivía en Hawái con él, que se iba durante un par de semanas pero sin informarle acerca del motivo de su viaje. El pasado jueves, el propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, defendió la vigilancia masiva de las comunicaciones mediante dos programas. El primero, permitía el registro de llamadas a través de la compañía telefónica Verizon al interior y exterior de Estados Unidos y, el segundo, suponía la vigilancia y recolección de datos que se enviaban a través de la red mediante correos electrónicos, audio o vídeos, fotos hasta tarjetas de crédito, entre otros instrumentos, para extranjeros que residen fuera de EEUU, que ha sido denominado PRISM. En concreto, aunque fue al principio escéptico con estos programas al llegar a la Casa Blanca, Obama aseguró que eran útiles para garantizar la seguridad del país. Además, afirmó que se habían tomado las precauciones necesarias para que no afectasen la confidencialidad de las comunicaciones de los ciudadanos y que no se ha accedido a los contenidos de las conversaciones ni a la actividad de ningún ciudadano a través de la red. El pasado jueves, fuentes norteamericanas que hablaron con la prensa aseguraron que el registro de las llamadas se hace conforme a la cláusula de la polémica Ley Patriótica que se aprobó después de los ataques terroristas del 11-S y que se registran sólo los datos de los números de teléfonos desde los que se llama así como la duración de las llamadas.