EXPOSICIÓN
La civilización etrusca y su gusto materialista exagerado
Por LaSemana3 min
Cultura01-10-2008
El pueblo etrusco es el más conocido de los que ocuparon la Península Itálica en la antigüedad. En dos escasos siglos, entre el X y el IX a.C., llegaron a dominar una gran parte de la Italia prerromana: la actual Toscana y una parte de Umbría y del Lacio septentrional. El Museo CaixaForum de Madrid muestra hasta el próximo 18 de enero la mejor cara de esta civilización: su compleja y moderna estructura urbana y la importancia que se le daba a la mujer.
Los visitantes podrán apreciar los vestigios del momento de mayor esplendor cultural del pueblo egipcio: los periodos de formación, la época de los príncipes y el desarrollo de la civilización urbana. Todos ellos provienen de los principales museos de Italia (entre ellos del Vaticano) y del Louvre. La cultura de este pueblo se demuestra gracias a la gran cantidad de objetos que se conservan de la época, debido a los numerosos intercambios comerciales que llevaban a cabo. La exposición muestra dos tumbas con ajuares significativos pertenecientes a un guerrero y a una dama de alto rango, preciosos objetos de oro, bronce y otros materiales preciosos, y piezas relacionadas con la arquitectura sacra, la producción artística, la religión, la vida cotidiana y los usos funerarios. Además, se exhiben grandes frisos pintados de Tarquinia, la decoración arquitectónica realizada para un importante templo de Roma durante el dominio de los reyes etruscos, imponentes sarcófagos de terracota y objetos de producción etrusca e influencia griega. El apogeo de su civilización empieza con la aparición de grandes centros urbanos, donde se podía identificar élites emergentes con caudillos capaces de controlar los recursos agrícolas y minerales del territorio, pero también con personajes femeninos de rango elevado, tal y como se desprende de dos ajuares funerarios que recoge la exposición y que evidencian el nacimiento de una clase aristocrática. Singulares objetos de bronce y otros materiales preciosos demuestran la riqueza de esta sociedad, dominada por familias principescas. Los vestigios que se exhiben se utilizaban en banquetes nupciales, como piezas para asar y cocer la carne, copas de oro e incluso una pátera, que los investigadores encontraron en la tumba de una princesa, de la que sólo existen ocho ejemplares en todo el mundo, la mayoría de ellos conservados dentro de los féretros. Su origen, todavía un misterio Y, pese a todos los objetos que se conservan, todavía hoy se sigue hablando del “misterio etrusco”, debido a sus peculiaridades en cuanto a la cultura, lenguaje y costumbres políticas y religiosas, que hacen a los etruscos tan diferentes de los demás pueblos de la Italia antigua.¿Se trata de un pueblo oriental que migró desde Asia Menor y se estableció en la Toscana, tal y como afirmaba el historiador griego Heródoto? ¿O eran habitantes autóctonos, tal y como defensaba Dionisio de Halicarnaso en la época del emperador Augusto? Las investigaciones tratan aún de desvelar su realidad. Es sabido que se trataba de una civilización autóctona, por las pruebas materiales que se poseen, pero existe una total ausencia de literatura de este pueblo. Según la comisaria de la exposición, “se ha perdido toda la documentación referente a su escritura y lo único que se conservan son breves inscripciones de carácter funerario o religioso, con un número muy limitado de palabras”. Sin embargo, su alfabeto era calcídico, afín al latín arcaico, lo que ha permitido a los expertos conocer el significado de esas inscripciones. Y como prueba para los visitantes. El CaixaForum muestra un tintero, tablas de escritura, varias copas con esta escritura y tres láminas de oro, dos con inscripciones etruscas y una fenicia descubiertas en 1964 en un templo etrusco. El director del área cultural de la Obra Social de la Caixa, Ignasi Miró, destaca al respecto los esfuerzos de la entidad por acercar antiguas civilizaciones hasta nuestros días para facilitar su conocimiento, y recuerda que esta muestra ya ha sido visitada por más de 200.000 durante su recorrido por Barcelona y Mallorca.