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CONVENCIÓN PP

Rajoy fija en la lucha contra ETA y el modelo de Estado sus bazas para 2008

Fotografía
Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura3 min
España05-03-2006

En tiempos de la antigua Roma, el hecho de que un pueblo extranjero cruzara el Río Rubicón -al norte de la Península Itálica-, era considerado como una declaración de guerra contra el poder de la ciudad eterna. Eso exactamente es lo que ha hecho el líder del PP, Mariano Rajoy, tras la celebración de la Convención Nacional de su partido. El presidente popular ha cruzado su particular Rubicón para prometerle batalla, “como máximo hasta el 2008” al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

El Partido Popular al completo se encerró durante tres días en el pabellón 2 de IFEMA. El objetivo estaba claro: fijar el rumbo de la formación pensando en las próximas elecciones municipales y autonómicas del 2007 y las generales de un año después. Bajo el lema “Hay futuro” y en un cónclave al más puro estilo Hollywood -speaker incluido- los populares desplegaron toda su maquinaria. Un fin de semana plagado de actos, mesas de trabajo, resoluciones y ruedas de prensa. Pero lo más significativo fueron los discursos de los principales dirigentes del partido. El primero en hablar fue el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón. El anfitrión abogó por una oposición “moderada y equilibrada” sin crispaciones, pero fue el único. Sus anhelos duraron tan sólo unos minutos. Lo que tardó en subir al escenario su compañera Esperanza Aguirre inmediatamente después de él. La presidenta de la Comunidad de Madrid mostró cual iba a ser el tono oficial de la Convención y comenzó con su critica dura y directa hacia al Gobierno de Zapatero. Detrás la siguieron otros populares ilustres como el presidente de honor, José María Aznar, el portavoz del Partido en el Congreso, Eduardo Zaplana, o el secretario General, Ángel Acebes. Ninguno se salió del guión trazado por el partido y mucho menos del suyo propio. Todos los oradores que pasaron por el siempre abarrotado plenario de la Convención, dejaron patente una vuelta sin complejos al pasado. Ensalzaron el anterior mandato de Aznar como modelo de gestión frente a los “desastres” del socialismo e introdujeron las claves de cuales iban ser las armas con las que el PP iba a plantar cara a Zapatero: la política antiterrorista y el modelo territorial. Ambos temas estuvieron presentes en todas y cada un de las comparecencias. No obstante faltaba la opinión del primero de los populares para corroborar o contradecir lo expresado por sus compañeros los dos días anteriores. Mariano Rajoy saltó al ruedo precedido de un video promocional que concluía con un categórico: “Rajoy es el futuro“. El presidente del PP no tardó en confirmar todo lo escuchado. Basó su discurso en criticar la política territorial pero sobre todo habló sobre la lucha contra ETA del Ejecutivo socialista. De nuevo Rajoy aprovechó para ofrecerle a Zapatero un acercamiento en esta materia, pero sus palabras sonaban más a reproche que a consenso. Aseguró que los socialistas “carecen de proyecto”, por ello instó al Ejecutivo a “rectificar” su política. En cuanto al modelo territorial también fue claro. "¿Pretenden que afirmemos que el estatuto es bueno para Cataluña? Eso sería mentir descaradamente. Los que no lo vean hoy lo verán más adelante. Cualquier catalán que no sea nacionalista fervoroso, lamentará que se apruebe un estatuto que recorta su libertad, limita sus iniciativas, restringe sus derechos y, aunque en principio parezca lo contrario, reduce su capacidad económica". Además, en este asunto dejó claro que su línea de oposición iba a continuar siendo la misma. Se felicitó de llevar ya, cerca de dos millones y medio de firmas a favor de un referéndum contra el estatuto de Cataluña. De todas las posibilidades que se abrían antes de la Convención, el Partido Popular ha optado por seguir la que ya conoce y parece estar convencido de ella. Dentro de dos años se verán los resultados. De momento, tal y como dijo Cesar a sus tropas antes de cruzar el citado Rubicon, Alea Jacta est.