CRÓNICAS DEL ESPACIO INTERIOR
Últimas palabras
Por Álvaro Abellán
2 min
Opinión18-05-2003
“Cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre se escucha que transita solamente la rabia (...) las palabras entonces no sirven”, no son palabras, sino “¡balas! ¡balas!” Rafael Alberti sabía lo que supone vaciar las palabras de sentido para hincharlas de odio, rabia o indignación. Nuestros políticos, no. A una semana de las elecciones sus gargantas repiquetean en falso o escupen gorjeos huecos, vacíos, estridentes, sin sentido. La política empezó mal siendo retórica. Ahora, que es demagogia, ya casi no es política. Dónde quedó la mansa solidez de las palabras llenas. Dónde la fe en la palabra dada. “Mi voz buscaba el viento para tocar tu oído”, reza Neruda. Pero las voces de nuestros políticos rasgan el viento para estrujar corazones vendidos. ¿La inteligencia? Año sabático. “Manifiestos, artículos, comentarios, discursos, humaredas perdidas, neblinas estampadas. ¡Qué dolor de papeles que ha de barrer el viento, qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua! ¡Balas! ¡Balas!”. Sigue Alberti. Refrendo: Aznar y Zapatero, parloteo impertinente de promesas de viento y arena, caudal desbocado y final desértico. Tanto artificio sólo puede esconder la nada. Eso traen las afirmaciones espetadas. El grito destemplado y grave siempre fue malabarismo, despiste, órdago desesperado. Recuerdo cundo Aznar pronosticó que se llevaría bien con Zapatero, pues nunca habrían de enfrentarse en unas elecciones generales. Fue época de pactos, donde las cosas recibieron su nombre y entre ellos... ¡Qué alegría más alta, podían vivir en los pronombres!. Hoy no viven de los pronombres, ni de los nombres. Viven de adjetivos mal ajustados y de palabras vaciadas. No se llevan ni bien ni mal, porque no hablan, se disparan balas. Erraron Aznar y su bola de cristal. Estas elecciones se llaman municipales y autonómicas, pero ellos las pervierten en generales anticipadas y, sí, hubieron de enfrentarse. Con Alberti, “siento esta noche heridas de muerte las palabras”. Y, además, las cosas a las que hacían referencia.
