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ACHIQUE DE ESPACIOS

El debú soñado

Fotografía

Por Nacho García BarcoTiempo de lectura2 min
Deportes06-10-2002

Llevaba un minuto en el terreno de juego y ya había entrado en contacto con el balón. Justo lo que necesita un futbolista superado por la excesiva inactividad para sacudirse la fatiga. Luego se sorprendió mirando al costado izquierdo, porque por allí ya entraba su amigo Roberto Carlos. Le buscó con la mirada, se encontraron en el gesto y le pusieron color al mejor guión posible. Para hacer el resto, Ronaldo tiró de manual: le ganó la espalda a los dos centrales, mató el cuero con el pecho y acribilló a Dutruel. El Bernabéu estalló de júbilo mientras Ronaldo abría los brazos para abrazar esa esplendorosa realidad. Ni en sus mejores sueños hubiese imaginado Ronaldo un estreno parecido. Y el madridismo tampoco. Entregado a la causa, Chamartín se llenó para presenciar, por fin, la aparición de Ronaldo vestido de blanco. El día acompañaba, el rival también, y el partido se puso tan pronto de cara -¡Gracias, Zidane!- que todo salía a pedir de boca. Pero hubo un detalle que deja un resquicio de lo que puede ser esta temporada. El Alavés pudo empatar, pero Casillas lo evitó deteniendo una pena máxima a Iván Alonso. Eso ocurrió un minuto antes de la salida de Ronaldo al césped. El resto de la historia ya la conocen. Un minuto en el césped, gol, 3-1 y la Liga que parece destinada a caer en Chamartín un año más... Al tiempo. Es la Liga de Ronaldo, la del Madrid de las más estrellas que nunca. Si no está Raúl, Zidane y Figo se echan la responsabilidad a la espalda y dan la cara. Al mismo tiempo, la cantera, con Portillo y Miñambres en el once, pasa con nota el partido. Y ahora ya está Ronaldo, demostrando que está por ver eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor... Para él, el presente es una realidad llena de luz, la misma que parece iluminar a este equipo de ensueño que pinta el fútbol de colores en su estadio. El día que fuera del Bernabéu el Madrid alcance la misma velocidad de crucero que como local, habrá equipo para largo. De momento, otro diamante lujoso, llamado Ronaldo, ya luce en el escudo madridista.

Fotografía de Nacho García Barco