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DESEMPLEO

La solución del Gobierno: el subsidio

Por J. F. Lamata MolinaTiempo de lectura2 min
Economía30-08-2009

Ha sido la medida estrella del Gobierno y del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, una ayuda a todos los parados sin prestación de desempleo de 420 euros al mes, que se prevé para más de 300.000 personas. El subsidio, que Gema Diego llamaba en su columna “subsidio bendito/maldito”, ha sido siempre una medida muy polémica, sus críticos la acusan de no entrar a fondo en la cuestión de la crisis.

El ministro Corbacho ha asegurado que los desempleados que hayan agotado prestaciones y subsidios y no tengan rentas podrán percibir esta ayuda, de 420 euros mensuales, durante un periodo de seis meses, evitando así que “queden desamparados desde el punto de vista de la protección social”, con la única condición de que el parado asuma el compromiso con el servicio público de empleo de su comunidad autónoma de participar en un itinerario de formación y empleo realizando cursos. El ministro también insistió en el periodo: “Parece razonable mantenerlo si la crisis no se acaba en seis meses o si empieza a ser superada pero permanecen sus efectos sobre el empleo, que suele ir un poco más lento. Por lo tanto, seis meses para las personas, que no para el programa”. Aunque los analistas económicos lo definieron como lo que es, un “subsidio” para desempleados, al ministro no le gustó esa definición de su medida: “Nuestro plan no es el de hacer un subsidio, sino el de dar una renta de protección para que las personas que la reciban tengan acceso a una formación y puedan volver al empleo lo antes posible". El subsidio ha sido una práctica muy extendida especialmente en Andalucía y Extremadura, dónde se hicieron célebres las siglas PER (Plan de Empleo Rural), un subsidio agrario creado por el gobierno de España presidido por Felipe González (PSOE). Sus defensores argumentan que contribuye a mejorar las condiciones de vida en el medio rural y a evitar un éxodo de población del medio rural a las ciudades. Sus detractores argumentan que sirve para evitar un verdadero desarrollo de los pueblos y que lleva aparejado un gran fraude por parte de trabajadores que declaran peonadas falsas para alcanzar el subsidio y por otros trabajadores que continúan trabajando ilegalmente después de haber alcanzado el número mínimo de peonadas que permite cobrar el subsidio. Además, el Partido Popular ha denunciado siempre un posible “caciquismo” a través del subsidio para mantener la mayoría electoral con los votantes que temen que un cambio de color político les pudiera hacer perder el subsidio. Ciertamente, Andalucía y Extremadura son las dos únicas comunidades dónde no se ha producido nunca un cambio de Gobierno, feudos, por tanto, del PSOE. La patronal lamenta que el Gobierno no haya querido hacer una reforma laboral, economistas liberales ven con malos ojos que se haya tocado el gasto público y los sindicatos no han protestado, pero tampoco han celebrado la medida (por otra parte, insinuada por ellos no hace mucho).

Fotografía de J. F. Lamata Molina