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ANÁLISIS DE INTERNACIONAL

El polvorín afgano

Fotografía

Por Isaac Á. CalvoTiempo de lectura2 min
Internacional30-08-2009

Afganistán regresó con fuerza a la actualidad internacional durante las pasadas semanas. Lo hizo, principalmente, porque la violencia se recrudeció considerablemente y porque celebró elecciones presidenciales. Ambos aspectos son muy relevantes para un país cuyas noticias fueron quedándose en un segundo plano, a la sombra de lo que ocurría en Iraq. Sin embargo, ahora que la situación iraquí ha dejado de ser noticia a diario, lo que está sucediendo en Afganistán recupera protagonismo y, realmente, lo tiene. La violencia de los talibanes es algo que no debe sorprender. Después de ser desalojados del poder tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono de Washington, este grupo islamista quedó bastante dañado por la operación militar liderada por Estados Unidos. A pesar de ello, con el paso de los años ha ido recuperando fuerza y terreno y vuelve a suponer una amenaza para la estabilidad afgana. Teniendo en cuenta la presencia de tropas internacionales en Afganistán y el proceso democratizador, parece que hay algo que ha fallado. Quizá haya sido un exceso de confianza o la imposibilidad de establecer una coordinación totalmente efectiva entre los soldados de los ejércitos presentes o, sencillamente, que controlar el territorio es mucho más complejo de lo esperado... Sea como fuere, si no se quiere que la situación se enquiste y tirar por la borda años de trabajo, hay que tomar medidas. Una de estas medidas es potenciar las instituciones afganas, asegurar su fortaleza y aumentar la presencia estatal en el territorio. Las recientes elecciones presidenciales son una buena forma de hacerlo. Los resultados de los comicios se están haciendo esperar porque el recuento está siendo lento, pero el actual presidente Hamid Karzai se perfila como ganador. La oposición, encabezada por Abdulá Abdulá, ha denunciado que se cometieron algunas irregularidades en el proceso electoral, aspecto que se está investigando. Lo ideal sería que las elecciones en Afganistán hubieran sido totalmente limpias, pero dadas las características de la cuestión afgana, podría decirse que es mejor celebrarlas, seguir avanzando y, por supuesto, investigar las denuncias de la oposición. La unidad y la coordinación son fundamentales y los observadores internacionales, las tropas, las instituciones y los políticos tienen trabajo.

Fotografía de Isaac Á. Calvo

Isaac Á. Calvo

Licenciado en Periodismo

Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación

Editor del Grupo AGD