¿TÚ TAMBIÉN?
Cometas en el cielo
Por Álvaro Abellán
2 min
Opinión03-10-2008
El buen cine aún le debe mucho a la literatura. Es el caso de la cruda aunque esperanzadora Cometas en el cielo, inspirada en la novela del afgano Khaled Hosseini. Esta película, dirigida por Marc Foster (Descubriendo Nunca Jamás, Más extraño que la ficción, ambas recomendables), nos cuenta la historia de Amir, un escritor afgano felizmente casado y que acaba de publicar su primer libro. El éxito en su vida esconde el fracaso de un corazón herido por el pasado. Una extraña llamada desde el otro lado del mundo le dará la oportunidad de cerrar sus heridas. En 1978 Amir era un niño que apenas entendía lo que estaba a punto de pasar en su país. Aunque su padre quiso educarle en el respeto por los distintos, y aunque su mejor amigo (Hassan) era también el hijo de su sirviente, en la calle aprendió que las creencias religiosas y la procedencia social marcan el territorio y dividen a los hombres. Si Hassan era valiente y leal, Amir era muy imaginativo, pero inhábil y cobarde. Quizá las debilidades de Amir les distanciaron más que lo social o lo religioso, hasta el punto de que cualquier reconciliación parecía imposible. Cuando Amir se enfrenta a esa llamada telefónica el camino del corazón emprende un viaje aún más necesario que el del éxito en la vida. Un camino de redención y perdón que nos revela cómo el aunque el amor duele, el desamor mata; cómo una vida auténtica vale más que una vida de éxitos; y cómo para habitar allí donde el corazón te lleva es necesario vencer los miedos. Amir y Hassan quitan la razón a la calle y a la historia reciente del pueblo afgano: no son las diferencias las que nos separan, sino nuestros miedos para afrontar las diferencias y vencer, con amor, el odio. Supongo que esta lección quiere legarnos el novelista afgano. Pero casi mayor admiración me causa que nos lo enseñe al resto del mundo, respetando el origen y religión de los protagonistas, un cineasta estadounidense después del 11-S. Cuando, entre distintos, unos y otros son capaces de descubrir la grandeza del otro, brota esa unión en lo diverso donde la vida se ensancha.
