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COLOMBIA

Un ‘huracán’ libre, un jaque mate de Uribe

Por J. F. Lamata MolinaTiempo de lectura4 min
Internacional06-07-2008

La fotografía de una mujer franco-colombiana que reposaba en los ayuntamientos de varias ciudades europeas, entre ellas París y Roma, por fin podrá ser retirada. Su permanencia para recordar a la secuestrada dejó de hacer falta la semana pasada al hacerse pública la liberación de Ingrid Betancourt.

Ingrid Betancourt ya es libre, la que fuera la niña de papá reconvertida en punta de lanza contra la corrupción para acabar siendo el símbolo de la crueldad de las FARC pudo volver a hablar ante las cámaras a su querido pueblo colombiano. Se pudo ver a una Betancourt sonriente y feliz como la plasmación de la libertad agradeciendo a Dios y al Ejército colombiano su libertad. Lejos quedan los tiempos de sus provocadoras declaraciones en las que acusaba al Ejército de dedicarse más a someter al pueblo que a luchar contra las FARC, su célebre venta pública de viagra o sus insultos constantes a sus rivales políticos. Su última provocación: atreverse a hacer campaña electoral en la zona de las FARC, le costó seis años de secuestro con anécdotas tan espeluznantes como haber estado encadenada por el cuello o haber tenido que orinar delante de sus captores. El relato de tan penosas situaciones resulta ilustrador para ve la calaña de las FARC que recientemente fueron defendidas por los presidentes de Venezuela y Ecuador tras la muerte del dirigente Raúl Reyes. Ahora, hasta Fidel Castro critica a las guerrillas en cuya inspiración tuvo algo que ver. Fue en 2002 cuando Betancourt fue secuestrada, pero ha sido sobre todo a partir de 2007 cuando se hablado de ella más que nunca por una brillante campaña realizada por su marido (publicista) con el apoyo especial de Francia con su presidente Sarkozy a la cabeza. Cárcel para carceleros La brutalidad de seis años de cautiverio sólo ha podido dejar a salvo el estado mental de Ingrid Betancourt por el hecho de haber sido al aire libre, evitando que la oscuridad y la soledad destrozaran su mente. En España el secuestro más largo tiene nombre propio: José Antonio Ortega Lara que se pasó 532 días encerrado en uno de los zulos más pequeños usados por el terrorismo español. En el segundo lugar de la desafortunada clasificación estaría la farmacéutica de Olot, María Ángeles Feliu con 492 días sin ver la luz del sol. El estado psíquico de ambos nunca se pudo recuperar del todo, aunque tienen el consuelo de haber visto a los criminales que lo organizaron entre rejas o como ha pasado ahora con Betancourt. Los camaradas de las FARC César y Gafas, engañados por la fantástica operación militar pasarán hacer compañía a sus homólogos Uribechevarría, Pototo y el matrimonio Ullastre-Teixidor de Olot. En todos estos casos ha habido final feliz, no así en otros que desaparecieron sin rastro y sin que se aclarara nunca lo que pasó. En España, la familia de Publio Cordón conoce muy bien esa sensación. Improbable pago La sombra del pago de rescate suele planear también sobre las liberaciones exitosas. Las fuerzas militares colombianas y el propio ministro han negado esa posibilidad. Los expertos en secuestros recordarán que también se negó en España cuando el secuestro del diputado Rupérez (1979) que se pagara nada y a día de hoy sigue siendo la única explicación a aquella liberación. La diferencia es que en esta ocasión ha habido detenciones. Pese a lo que digan periodistas suizos, es poco más que imposible que las FARC hayan cobrado dinero a cambio de una operación en la que han encarcelado a dos de sus miembros y, sobre todo, que ha puesto a la luz la debilidad estructural y desorden total de las FARC, demostrándose el poco poder real del camarada Alfonso Cano, nuevo líder guerrillero. El jaque mate de Uribe El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, logró uno de sus mayores éxitos políticos en un momento en el que su permanencia estaba más que cuestionada, dados sus planes para reformar –otra vez– la Constitución colombiana para presentarse a reelección. Su popularidad se cifra en un 80 por ciento de ciudadanos que quieren que acabe lo que ha empezado. El descubrimiento del ordenador central de las FARC unida a la más brillante operación de la historia están a su favor. En su contra están que los mandatos que se alargan en Latinoamérica suelen destacarse por tentaciones totalitarias y que puede ser mejor retirarse pronto con la frente alta que por alargarse y salir humillado. En todo caso, está claro que Uribe querrá seguir y que hará una oferta a Betancourt (son varios en el Gabinete que han sido víctimas de las FARC, como el ministro de Exteriores, que estuvo secuestrado durante años, o el propio Uribe, cuyo padre fue asesinado) para que le ayude. La incógnita es saber si Ingrid, tras su largo secuestro, querrá o no volver a la arena política, y si lo hace, si será como aliada o como rival de Uribe. Ella parece acostumbrada a ir contra corriente.

Fotografía de J. F. Lamata Molina