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Doña Letizia Ortiz ya es Princesa de Asturias

Por Alejandra Linares-RivasTiempo de lectura2 min
Sociedad22-05-2004

La boda que muchas niñas sueñan alguna vez, repleta de invitados y rodeada de glamour. La del 22 de mayo en la catedral de La Almudena de Madrid fue la de un Príncipe azul, pero de sangre, con una mujer que no imaginó que su sueño se consumaría. El enlace no sólo ha despertado el interés de los españoles, sino del mundo entero.

Poco antes de las ocho de la tarde del viernes, los Reyes de España recibieron a 345 invitados a una cena de gala. Entre ellos se encontraban los representantes de más de treinta Casas Reales, los presidentes y jefes de Gobierno de varios países y los familiares de la pareja que forman don Felipe de Borbón y doña Letizia Ortiz. En el patio central de Palacio, las reverencias de doña Letizia a los Reyes acapararon toda la atención. Eran las primeras que hacía en público. Después de esta entrada, don Felipe y su prometida se colocaron junto a los Reyes en la línea de saludo. A su lado, Jesús Ortiz y Paloma Rocasolano, padres de doña Letizia, los duques de Lugo y los duques de Palma de Mallorca. Al día siguiente, tuvo lugar el acontecimiento central: el enlace de los futuros Reyes de España. A las nueve de la mañana del sábado llegaban los primeros invitados a la catedral de La Almudena. Todos se acercaron hasta allí en autobuses, debido a las férreas medidas de seguridad, que impedían la circulación de vehículos en las calles de los alrededores. Los asistentes a la celebración esperaron en el interior de la catedral la entrada del cortejo Real, procedente del Palacio. La novia se retrasó un poco en su aparición, ya que la intensa lluvia impidió que cruzara el patio de la Armería a pie y del brazo de su padre. Finalmente tuvo que ser trasladada en coche. Tras la ceremonia, los recién casados subieron a un Rolls-Royce con techo de cristal, que satisfizo las miradas curiosas de cuantos seguían al séquito por la calle o por televisión. En él, recorrieron emblemáticas calles de la capital, como el Paseo de la Castellana y la Gran Vía, hasta la Basílica de la Virgen de Atocha. Allí, como reza la tradición, la Princesa de Asturias demostró la devoción de la Corona Española a esta imagen al depositar su ramo en el altar de la Basílica. A continuación reanudaron el paseo por Madrid para volver a la recepción en el Palacio Real. Ya en el Palacio, el matrimonio salió al balcón a saludar a los madrileños que habían acudido a verles. Ante el apremio de éstos, se vieron obligados besarse, aunque tímidamente, antes de volver a entrar para fotografiarse junto a sus familiares. A continuación, el banquete, servido por Jockey con varios aperitivos típicos españoles, un primer plato de frutos de mar, capón de segundo y de postre, tarta nupcial. Todo ello acompañado de diversos vinos. Los invitados comenzaron a marcharse después del segundo plato. La recepción se dio por concluida al marcharse don Juan Carlos y doña Sofía a las 19.30 horas, tras haber despedido a los 1.700 asistentes.