TEATRO
’Alejandro y Ana’ la gran sorpresa de los Max
Por Cristina Luján Pérez1 min
Cultura26-04-2004
Alejandro y Ana, una parodia sobre la boda de la hija del presidente Aznar, obtuvo el Max al Mejor Espectáculo de teatro del año. La gran favorita, Las bicicletas son para el verano, de Fernando Fernán-Gómez, logró cuatro de los 12 galardones a los que aspiraba, el de Mejor Autor en lengua castellana, Mejor Dirección, Mejor Diseño de Iluminación y Mejor Figurinista.
Animalario, responsable de Alejandro y Ana, recibió también el Max al Mejor Productor Privado. La nota reivindicativa de la noche la puso el actor Alberto San Juan, uno de los responsables de la compañía. "No me puedo estar callado", dijo el comprometido intérprete, "no existen guerras lejanas sino bombas que despedazan a personas. El atentado del 11 de marzo en Madrid es terrorismo, como lo es la guerra que montaron, Bush, Blair y Aznar". Blanca Portillo, la ganadora a la Mejor Actriz de Reparto por Como en las mejores familias, reclamó el fin de la violencia domestica. Los Premios Max nacieron con el fin de estimular y premiar el talento de los artistas y profesionales de las artes escénicas de España. Siguiendo el modelo de los galardones Molière en Francia, los Olivier en Gran Bretaña o los Tonys de Broadway. Sus creadores son La Sociedad General de Autores y Editores y la Fundación Autor. A estos premios concurren todos los espectáculos estrenados o en gira en la temporada anterior. Autores, traductores, adaptadores, compositores, arreglistas, directores, coreógrafos, escenógrafos, figurinistas, productores, actores y bailarines que han formado parte de ellos. Los ganadores son elegidos mediante el voto de sus compañeros de profesión. Con los Premios Max se propone una iniciativa, un mecanismo teatral que potenciará en grado sumo la creación escénica y la vida cultural española. Los Premios tienen la forma de una simpática manzana tocada con un antifaz, diseñada por el poeta y artista Joan Brossa. La manzana redonda y plateada, del tamaño de un puño y con un antifaz dorado simboliza el teatro porque según Brossa, "parece una cabeza y al mismo tiempo una manzana, un fruto pecaminoso y frívolo; el antifaz aporta la dimensión dramática y el misterio escénico".