JUSTICIA
El Constitucional sentencia que el ruido atenta contra los derechos fundamentales
Por Sandra Carretero1 min
Sociedad03-03-2004
El dueño de un pub de Gijón fue multado con 300,51 euros en el año 1998 porque su pub superaba los límites impuestos en la ordenanza municipal sobre protección contra la contaminación acústica de 10 de julio de 1992. El empresario decidió recurrir la sentencia al Tribunal Constitucional (TC) y éste ha desestimado el amparo solicitado por el recurrente.
En 1999, el dueño del pub recurrió la sentencia al Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 1 de Asturias. Para aquel juicio y para el Constitucional, el empresario se acogió a la falta de adecuación constitucional de la normativa sancionadora, amparada según la sentencia recurrida en la Ley de Protección del Medio Ambiente Atmosférico de 1972 y en el reglamento sobre actividades molestas insalubres, nocivas y peligrosas, aprobado por decreto de 1961, normativa toda ella de origen preconstitucional. Según el Constitucional, la ordenanza municipal tiene cobertura legal en la Ley de 1972 si se tiene en cuenta que el ruido puede ser calificado como "partículas o formas contaminantes" o incluso como "forma de energía" que se emite a la atmósfera e implica "riesgo, daño o molestia grave para las personas y bienes de cualquier naturaleza". Para el TC no se ha vulnerado el principio de legalidad porque el ruido encaja en la Ley de 1972, que fija los límites máximos de las sanciones según la fuente de contaminación, sin que se hayan producido cambios después de la Constitución. El alto tribunal recuerda la importancia que se concede a los derechos fundamentales de los individuos y afirma que el ruido podría tener incidencia sobre las leyes que acotan los derechos de las personas. El presidente del Tribunal Constitucional, Manuel Jiménez de Parga, afirma que "el ruido, en la sociedad de nuestros días, puede llegar a representar un factor psicopatógeno y una fuente permanente de perturbación de la calidad de vida de los ciudadanos y así lo acreditan en particular las directrices marcadas por la Organización Mundial de la Salud sobre el ruido ambiental".