Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

La pena de muerte, una condena que salpica el mundo

Por Alfredo López ZamoraTiempo de lectura2 min
Sociedad25-09-2003

"Siempre he creído que la pena de muerte puede evitar crímenes, disuadir a asesinos en potencia y salvar vidas", afirma Gorge W. Bush. Actualmente más de la mitad de los países del mundo han abolido esta condena en su legislación o en la práctica. El caso de Estados Unidos es el más conocido entre los que todavía la tienen instaurada, pero en el mundo aún quedan 90 países que siguen aplicándola.

China, Egipto, India o Cuba la mantienen para delitos comunes. Incluso en Arabia Saudí se puede pagar la homosexualidad con la vida. Información que sorprende en un mundo en el que se defiende la libertad y los derechos humanos ante todo. Los estudios han demostrado que esta disuasión no tiene mayor poder frente a la delincuencia que otros castigos. Tan sólo en el año 2001 se llevaron a cabo en el mundo 3.048 ejecuciones. Cifra que refleja los casos de los que tuvo conocimiento Amnistía Internacional, ya que la cuantía real puede haber sido mucho mayor. Sobre el 90 por ciento de estas ejecuciones tuvieron lugar sólo en cuatro países: China, Irán, Arabia Saudí y Estados Unidos. Incluso, aunque la protección de los derechos humanos lo prohíba, la pena de muerte ha llegado a aplicarse en menores de edad. Entre ellos destaca Estados Unidos. El riesgo de ejecución de inocentes nunca podrá eliminarse por completo. Desde 1973, más de 107 personas han escapado del corredor de la muerte al demostrarse su inocencia antes del día de su ejecución. Un ejemplo de estos errores fue Joaquín José Martínez, ciudadano español condenado a muerte en Florida (EE.UU.). Fue acusado en 1997 por el asesinato de Douglas Lawson y Sherrie McCoy y declarado culpable al no confesar como le aconsejó el abogado de oficio. Durante 1999 se produjeron apelaciones del juicio, intervenciones del Consejo General de la Abogacía española... hasta que el caso llegó al Tribunal Supremo de Florida, que al año siguiente anuló la condena y solicitó un nuevo juicio. Así, el 21 de mayo de 2001 se declaró inocente al español. Otro caso es el de Pablo Ibar. Fue acusado de un asesinato que se produjo en Florida de dos modelos y de un propietario de un local nocturno. El atracador, que quedó grabado en la cámara de vigilancia del local, iba con la cara tapada y no se le reconocía. Las bases para inculpar a Pablo era su "parecido físico". Pese a que se repitió el juicio, y que las pruebas realizadas de ADN, huellas dactilares y pelos tomados en el lugar de los hechos no coincidieran con el acusado fue declarado culpable y condenado a pena de muerte. Una parte del mundo ve la pena de muerte como el castigo más cruel, inhumano y degradante, siendo una violación del derecho a la vida. Mientras la otra ve este castigo como la mejor forma de controlar problemas sociales como la delincuencia, siendo un método efectivo y persuasivo. Lo que sí dicen los datos es que cada vez son menos los países que la ponen en práctica reduciéndose los deciden sobre la vida de otras personas que han actuado de una forma incorrecta.