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ARGENTINA

Las tiranteces con el FMI marcan la subida al poder de Kirchner

Por Gema DiegoTiempo de lectura2 min
Economía24-05-2003

El nuevo gabinete argentino, capitaneado por el peronista Néstor Kirchner, ya ha dado una demostración de su carácter rebelde frente a los dictados del Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero el organismo internacional no está dispuesto a que el ex gobernador de la Patagonia y su ministro de Economía, Roberto Lavagna, le toreen.

El portavoz del FMI, Thomas Dawson, ha hecho hincapié en la necesidad de que el Gobierno deje de aplazar el pago de las hipotecas a unos 15.000 propietarios de viviendas únicas y familiares. Hace un par de semanas, el Congreso decidió postergar, por cuarta vez y por otros 90 días, la suspensión que regía desde enero del 2002. Dawson ha condicionado la continuación de las negociaciones con Argentina a que se acabe con esta prórroga. El acuerdo firmado entre el FMI y el país sudamericano en enero pasado vence el próximo mes de agosto, pero ni Kirchner ni Lavagna están dispuestos a pasar por el aro. “Argentina ya demostró que puede vivir sin el acuerdo con el Fondo”, ha manifestado Kirchner, tanteando el terreno. Lavagna ha sido, en cambio, más directo: “Hay pedidos del Fondo que hay que dejarlos entrar por un oído y salir por el otro”. El nuevo gabinete quiere, por tanto, dejar de pedir limosna al FMI y comenzar a tratar las cuestiones económicas de Argentina de igual a igual con sus responsables. Así pues, Lavagna ha solicitado la visita del presidente del FMI en persona, Horst Köehler, dentro de unos 15 días para poner en marcha las negociaciones. A diferencia del FMI, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM) han mostrado su buena disposición hacia Kirchner. Mientras el primero ha aprobado un préstamo de rápido desembolso de 250 millones de dólares, el segundo ha otorgado a Argentina un crédito de 500 millones de dólares, a devolver en 15 años, para invertir en programas sociales. El BM quiere que su dinero se emplee en retirar el dinero ilegal que circula por las provincias desde los tiempos del corralito y, de este modo, desarrollar medidas que mejoren la salud y la educación de los más pobres.