COREA DEL NORTE
Corea del Norte recibe con cautela el ofrecimiento de diálogo de Bush
Por Vicente García Gandía2 min
Internacional19-01-2003
"Hemos declarado recientemente que no teníamos intenciones hostiles (...) No vamos a invadir Corea del Norte. Pensamos que hay un medio de probar esto, ya sea a través de un intercambio de cartas o a través de una declaración oficial o algo por el estilo".
Con estas palabras, el subsecretario de Estado adjunto estadounidense, Richard Armitage, admitía la semana pasada que Washington está pensando en la posibilidad de redactar una declaración con la promesa de garantizar la seguridad del régimen de Kim Jong-il. El secretario de Estado adjunto, James Kelly, ya lo había anunciado la semana pasada en su visita a Corea del Sur. A pesar de su decepción ante los resultados de las conversaciones que durante tres días habían mantenido diplomáticos norcoreanos y Bill Richardson, un ex embajador de EE.UU. ante la ONU, reconocía: "por supuesto, queremos hablar con Corea del Norte de su respuesta a la Comunidad Internacional, en particular en lo relativo a la eliminación de armas nucleares". Eso sí, rechazó hacer cualquier tipo de concesión al Gobierno de Pyongyang a cambio de que Corea del Norte abandone su programa nuclear y aclaró de forma rotunda que EE.UU. no aceptará una negociación bajo la presión de chantajes. Al hilo de todas estas declaraciones, Maurice Strong, el enviado especial de la ONU a Pekín, insistía sin embargo en que hay un riesgo "serio y amenazante" de que la situación empeore. Acostumbrado siempre a buscar los máximos apoyos en todo lo que se propone, Bush lanzaba una llamada a la Comunidad Internacional al reconocer: "Esto nos plantea una oportunidad para agrupar a naciones vecinas y de todo el mundo, para que todos dejemos muy claro a Corea del Norte que esperamos una solución pacifica y que esperamos un desarme". Mientras la Casa Blanca aceptaba de buena gana el ofrecimiento chino de promover los primeros contactos entre Bush y Corea del Norte, desde Rusia y Corea del Sur todos coincidían en lo mismo. Así, el viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Alexander Losiukov, aseguraba que "la crisis en la península coreana es una disputa bilateral entre Corea del Norte y Estados Unidos, por tanto sólo ellos pueden resolverla (...) Washington es el que tiene la última palabra, pero son muchos los países que se verán afectados en caso de un deterioro de la situación en la península coreana. Ambas partes deben mostrar moderación y dialogar". Y del otro lado, el responsable de la Secretaría para la reunificación pacífica de la patria de Corea del Sur, Cho Chung-han, coincidía también en que "la cuestión nuclear deberá ser resuelta en los encuentros entre la República del Pueblo Democrático de Corea (Corea del Norte) y los Estados Unidos". Cho Chung-han lo dejaba claro además: "La crisis no puede ser resuelta por Corea del Sur". A pesar de las primeras muestras estadounidenses de diálogo, el régimen estalinista de Pyongyang emitía un comunicado oficial la semana pasada en el que hablaba de su intención de encontrar "nuevas opciones". La agencia norcoreana era más clara aún al anunciar que el Gobierno de Corea del Norte "está dispuesto a dialogar y a solucionar satisfactoriamente las disputas. Pero sólo acudiremos a la mesa de negociaciones si nuestro interlocutor es honesto y actúa de buena fe".