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ARTE

El reflejo como catalizador de la realidad

Por Pablo SuárezTiempo de lectura2 min
Cultura10-06-2013

¿Es real la imagen que se refleja en el espejo cuando uno se mira en él? Esta es la premisa de la que parte la nueva exposición que se inaugura en el museo el Museo Thyssen-Bornemisza, bajo el título Reflejos. De Van Eyck a Magritte. Se presenta al público la sexta entrega de Miradas Cruzadas, en la que se ofrece una nueva exposición de obras permanentes de este museo en la que conviven los maestros de todas las épocas, jugando con esta premisa.

En esta exposición se ofrecen las miradas de los artistas y cómo se modifican al atravesar el espejo que, como catalizador, muestra todo aquello que la mirada corriente no ha percibido. Cualquier superficie reflectante sirve para plasmar una realidad que no está al servicio del espectador ocuasional, sino que requiere un análisis más crítico, más profundo. Espejos, cristales, ventanas o cualquier superficie que pueda ofrecer su propia versión de los hechos, son el eje de esta exposición que plasma una realidad alternativa, que trata de trascender el propio concepto de pintura. Ya desde el renacimiento, el artista trata de utilizar el reflejo como un elemento con personalidad propia. Se encuentran artistas como Jan van Eyck, cuya versatilidad con los juegos de sombras y reflejos muestra una iniciativa e inquietud por este elemento, por dotar de una tercera dimensión con autonomía del resto. Tras un salto generacional más que considerable, será René Magritte quien tome el relevo de van Eyck al poner en duda la labor de la pintura como reflejo del mundo real. Narciso y el dramático final que supone la imposibilidad de encontrar ese reflejo perfecto parece sintetizar la idea que se trata de plasmar en esta exposición en la que se presentan obras como El díptico de la anunciación, de Jan van Eyck; Venus y Cupido de Rubens; Mujer ante el espejo, de Paul Delvaux, o Reflejo con dos niños, autorretrtato de Lucian Freud. Todos estos cuadros juegan un papel vital al plasmar la visión de los diferentes artistas de una realidad que es más interesante si se ve a través de elementos externos, reflejo exterior del mundointerior. Obras como Retrato de George Dyer en un espejo de Francis Bacon, muestran la diferencia entre una realidad ya alterada por la personal visión de Bacon, a la que le da otra vuelta de tuerca al entrar en contacto con el espejo en cuestión. La Clef des champs de Magritte, ofrece un escenario más que cotidiano, una ventana rota en varios fragmentos, y al otro lado de ésta, un paisaje en calma. Magritte ofrece a la mirada más analítica la posibilidad de contemplar fragmentos de éste paisaje que aun se mantienen en estos fragmentos rotos, como recuerdos aparentemente olvidados, que se ocultan en la retina. En El tamborilero desobediente, Nicolaes Mes nos muestra su versión al ofrecerse a sí mismo, oculto en un reflejo en la sombra, como un ser oculto en la sombra que de algún modo, domina desde donde nada pueda alterar su percepción, un elemento hitchcockiano sólo perceptible para las mentes más despiertas. Todo este juego entre realidad y ficción se ofrece en el Museo Thyssen-Bornemisza desde el 10 de junio hasta el 15 de septiembre.