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TOROS

Padilla: la voluntad se hizo emoción en Olivenza

Por Almudena HernándezTiempo de lectura1 min
Espectáculos04-03-2012

Había encargado un traje verde esperanza salpicado con hojas de laurel. Tenía el convencimiento que su regreso a los ruedos sería triunfal. Había trabajado duro. Se había sometido a dolorosos tratamientos de recuperación. Y había aprendido a ver el mundo -y el toro- con otra mirada. No era ni el primero ni el último torero que se vestía de luces tras un gravísimo percance; ni el primero que aprendía a torear con ángulos muertos, con el riesgo añadido que supone enfrentarse a un animal con una merma visual.

Juan José Padilla ha sido el último torero en lograrlo, dando la razón a quienes aseguran que estos locos valientes están hechos de otra pasta. Y así ha sido: en la plaza extremeña de Olivenza, coso que acostumbra a ser la primera cita de la temporada para las figuras. Y así ha sido: Padilla ha vuelto junto a Jose Antonio Morante de la Puebla y José María Manzanares, a quienes incluso convidó a banderillear, suerte que Padilla practica desde hace años. Y así ha sido: Juan José Padilla, el ciclón de Jerez, ha vuelto "en Padilla", ha sumado dos orejas y ha salido por la puerta grande de la plaza de Olivenza. Los toros fueron de uno de esos que prefieren los mandamás del escalafón: de Núñez del Cuvillo. Muchas veces -la mayoría-, para entender el toreo hay que olvidar las instrucciones de la escuadra y el cartabón y emborracharse los sentidos con los sentimientos que se despiertan. Es lo que tiene el arte. Y el arte taurino desplegó sus musas en Olivenza. La feria extremeña tuvo otros momentos estelares eclipsados por la vuelta de Padilla, como los protagonizados el sábado 3 de marzo con un encierro de Garcigrande por Julián López El Juli, Miguel Ángel Perera y Alejandro Talavante. El viernes 2 dio la sorpresa el novillero Álvaro Sanlúcar, que apunta buenas maneras. Y el día de autos se dejaron ver muchos y buenos argumentos del magisterio de Morante y Manzanares. Y eso que Olivenza no es la primera plaza del mundo. Ni los toros. Pero sí las ganas de soñar con el toreo eterno. Como dicen por las redes sociales: Bienvenido #héroePadilla.