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La automedicación, una práctica que conlleva riesgos

Por Fernando Cancio MartínezTiempo de lectura2 min
Sociedad23-03-2002

Automedicarse es una práctica muy común. Sin embargo, este "mal hábito" rompe el ciclo médico-farmacéutico-paciente. Un simple analgésico o un antibiótico ingerido sin consultar a un médico puede provocar reacciones inesperadas y otro tipo de problemas aún más graves.

Más del 30 por ciento de los españoles consumen antibióticos sin ningún tipo de prescripción médica, lo que supone un problema de educación sanitaria. La Organización Mundial de la Salud reconoce que todo ciudadano tiene derecho a autocuidarse, sobre todo en países donde apenas existe sanidad. En países como España, con servicios sanitarios al alcance de todos, la gente sigue recurriendo a la "vecina de cabecera", en vez de acudir al centro de salud o al farmacéutico. Numerosos estudios sobre la automedicación muestran los problemas que conlleva el uso inadecuado de medicamentos, por muy comunes que sean. Los antibióticos son los más consumidos sin acudir a un médico. En primer lugar, se produce un "incumplimiento terapéutico" al no acabar el tratamiento impuesto por un médico. Esto lleva a que se almacenen medicamentos en los hogares y cada vez que un paciente presenta síntomas parecidos utiliza los medicamentos sobrantes. El problema está en que estos pueden estar caducados o simplemente no ser los recomendados para su enfermedad, aunque los síntomas sean parecidos. Con los analgésicos también se producen cosas parecidas, sobre todo si se habla de hábito de consumo. El paciente y las bacterias causantes de su enfermedad pueden llegar a acostumbrarse al medicamento y este resultará ineficaz. Son muy comunes, también, las intoxicaciones por autorecetarse medicamentos fáciles de adquirir en el mercado. Las más comunes son las derivadas del consumo no controlado de sedantes, antidepresivos y analgésicos. Entre los riesgos que acarrea automedicarse se pueden citar las complicaciones para el diagnóstico real de la enfermedad, potenciación de los efectos secundarios o ineficacia del medicamento por su excesivo uso. Para evitar la automedicación irresponsable y los riesgos que conlleva hay que tener en cuenta ciertos aspectos como consumir medicamentos recetados por el médico o recomendados por el farmacéutico, no prolongar su consumo, no dar ejemplo a los niños, y sobre todo no recomendar medicamentos a los amigos simplemente por que "a mí me ha ido muy bien". Este problema podría ser una de las causas que han disparado el gasto farmacéutico, lo que ha generado la alarma en el Ministerio de Sanidad. El crecimiento se encuentra por encima del 12 por ciento respecto al primer trimestre de 2001. En enero de ese mismo año se firmaron 53 millones de recetas mientras que este año han sido 60 millones las prescripciones firmadas.