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MERCADO

El sector inmobiliario, principal objetivo de inversión para los españoles

Por Ana Romero Vicente Tiempo de lectura2 min
Economía20-02-2002

Las familias españolas destinaron la mayor parte de sus ahorros en la adquisición de viviendas durante el 2000. Así, cuentan con una propiedad en inmuebles cercana al 80 por ciento del patrimonio inmobiliario total.

La peseta, moneda española hasta comienzos de este año, experimentó una depreciación nominal (pérdida de valor), entre 1992 y 1995, de más de un 20 por ciento. Ejemplo claro de ello fue en mayo de 1993, cuando el tipo de cambio respecto a la moneda alemana pasó de 65 hasta 79 pesetas por marco. Esto explica la tendencia que a partir de entonces se fraguó entre los ahorradores españoles: la preferencia por invertir sus ahorros en la compra de bienes inmuebles y en valores bursátiles. Y los datos así lo confirman. Según un estudio elaborado por la Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas (Funcas), los españoles aumentaron hasta un 32,2 por ciento su inversión en Bolsa entre 1995 y el 2000, y multiplicaron por cinco su patrimonio inmobiliario (adquisición de viviendas). Pero sobre todo destaca que, tan sólo en un año, en el 2000, las inversiones en el mercado bursátil se redujeron y fue la vivienda (activo no financiero) el principal objeto de compra, que alcanzó su cota más alta de inversión: un 52 por ciento. Los analistas consideran que esta situación no podrá mantenerse mucho tiempo más, puesto que estas inversiones son mucho mayores que el crecimiento de la propia renta disponible de las familias (dinero realmente apto para el gasto, eliminados los impuestos) y el ahorro tan sólo ha crecido un 0,8 por ciento. Por su parte, el Presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Blas Calzada, expresó su preocupación y descontento por desviar "demasiados recursos hacia la vivienda". Considera que sería más prudente modificar la estructura patrimonial de las familias españolas hacia "otro tipo de inversiones más productivas". Se refiere a aumentar la inversión en activos financieros, ya que con ellos se garantiza más capacidad productiva, que conlleva una mayor riqueza y certeza en la creación de empleo. Se trataría de invertir el ahorro en letras, bonos, etc. del Estado o, en valores bursátiles, a través de los cuales las empresas pueden añadir una financiación extra a sus capitales.