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TOROS

Cierre de oro a la temporada de José Tomás en Barcelona

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Espectáculos25-09-2009

Terminó la temporada José Tomás, y como no podía ser otro en otro lugar, se anunció en su Barcelona el domingo 27. El segundo toro, de Núñez del Cuvillo, fue el mejor. Así lo entendió la concurrencia, que premió al ganadero con la vuelta al ruedo de la res tras su muerte. Con él, el torero de Galapagar desplegó ese toreo que le ha alzado al número uno, algo indiscutible cuando la obviedad no se puede rebatir.

Así pasó el pasado domingo 27 en la Ciudad Condal, en el cierre de su Feria de la Merced. Abría el cartel Julio Aparicio, que tuvo que matar tres ejemplares ante la lesión en la mano de José Antonio Morante de la Puebla, pero que no se encontró y sólo escuchó pitos. Por su parte, el sevillano cortó una oreja a su primero, en el que se dañó la mano al entrar a matar. Este próximo fin de semana le espera otra importante cita en Madrid. En Madrid, precisamente, se anunciaba el hierro triunfador de la isidrada: los toros portugueses de Palha. La Feria de Otoño había acogido ya el sábado una novillada de Montealto, para Javier Herrero -que resultó herido de gravedad-, Pablo Lechuga y el francés Thomás Joubert, que sólo avisó de su toreo elegante. La expectación estaba servida, acrecentada en las últimas fechas por esas imágenes de postal con las caras guapas de los astados lusos que recorrían los ruedos internautas. Bonitas estampas que luego no lo fueron tanto en comportamiento. Quizás se salvaron tres cornúpetas, los tres últimos que saltaron al albero madrileño. Pero ya por entonces, tras la lluvia y los truenos, sólo Rafael Rubio Rafaelillo había sacado un poco de pundonor. Se observó la clase de Iván Fandiño, pero no lo vio claro. Javier Valverde, en tres palabras, no se encontró. Los toros tenían dificultades, pero... En Sevilla, la Feria de San Miguel estuvo más que entretenida el domingo. Daniel Luque, que viene dando pruebas de que tiene madera, desorejó a un toro de Alcurrucén. Tres de los ejemplares de los Hermanos Lozano, propietarios del hierro, escucharon palmas en el arrastre. Antonio Ferrera también tocó pelo, pues cortó una orejita mientras el tercero del paseíllo, Alejandro Talavante, se topó con el peor lote. Pero también a orillitas del Guadalquivir se escuchaban ecos de lo de Tomás en Barcelona.