CRISIS ARGENTINA
Duhalde plantea ahora una reforma constitucional
Por Raquel González2 min
Economía10-02-2002
La semana en Argentina ha sido fructífera en cuanto a acontecimientos. Se presentó el nuevo Presupuesto del Estado, se pidió una reforma de la Constitución e incluso se recibió el apoyo del G-7. A la par se sucedían las protestas ciudadanas.
Ocurría de todo menos una cosa: no entró en vigor ni la flexibilización del corralito, ni la temida pesificación de todos los depósitos bancarios, ni el tipo de cambio único y flotante. Nada estaba preparado para el día previsto (miércoles 6) y al final las medidas comenzarán a aplicarse a lo largo de esta semana. Se teme un descalabro del peso con respecto al dólar en el momento es que éste empiece a cotizar libremente. Para que esto no ocurra, el Gobierno tranquiliza a la gente asegurándoles que se han tomado una serie de medidas para evitar que el dólar se dispare. Pero ocurre que la tranquilidad de la gente es prácticamente inexistente y, los que pueden, se están lanzando a comprar en la calle a los arbolitos todos los dólares posibles, aunque para eso estén pagando unos precios abusivos (2,30 pesos por cada dólar). La principal batalla que ocupa ahora a Duhalde es conseguir que se apruebe una reforma de la Constitución. Bajo el auspicio de un acuerdo federal firmado por el Gobierno y los gobernadores de las provincias, el presidente argentino persigue, entre otras cosas, eliminar uno de cada cuatro diputados, que los concejales trabajen gratis, rebajar los sueldos de los funcionarios, eliminar gran parte de los gastos reservados, que las listas electorales sean abiertas y que se pueda votar a candidatos independientes. De momento, estas ambiciones no pasan de ser un proyecto que no convence demasiado a los argentinos. Estos ya tuvieron que pasar por una reforma constitucional llevada a cabo por el ex presidente Carlos Menem que sólo sirvió para adecuar el texto a los intereses de éste. Mientras, las cifras siguen bailando y ofreciendo datos no muy esperanzadores. En el Presupuesto del Estado se afirma que el objetivo de inflación para todo el año es de un 15 por ciento. No hay mucha confianza en este dato, ya que en lo que llevamos de año la inflación subió un 2,3 por ciento, el nivel más alto en diez años. Los analistas afirman que ese 15 por ciento es utópico y que la cifra más realista sería la del 30 por ciento de inflación. Esto supondrá que a finales del 2002 haya tres millones más de pobres en Argentina, que vendrán a sumarse a los 15 millones que ya hay ahora. Para calmar un poco los ánimos, el G-7, grupo de los países más industrializados (Alemania, Canadá, EE.UU., Francia, Italia, Japón y Reino Unido) han mostrado su apoyo a las últimas medidas planteadas por Argentina y les alientan a “seguir trabajando con el Fondo Monetario Internacional y la comunidad internacional”. Esto no calma los ánimos ciudadanos que una vez más salieron a protestar por las calles porteñas pidiendo a gritos “¡que se vayan todos, hasta Duhalde!”.