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TENIS

España busca la segunda ‘Ensaladera’ consecutiva en su momento más dulce

Por Alejandro G. NietoTiempo de lectura5 min
Deportes08-03-2009

En las encuestas que realiza el propio torneo, en las casas de apuestas, en las conversaciones de pasillos,… La condición de favorito que España porta en la Copa Davis envuelve el ambiente en el que arranca la nueva edición del torneo por equipos más prestigioso. El equipo que ahora capitanea Albert Costa afronta la cita en uno de los mejores momentos de su historia y aspira seriamente a conseguir un hito histórico: alzar su segunda Ensaladera consecutiva. Argentina, Estados Unidos son sus principales rivales.

Nunca en la historia España había ejercido un dominio tal en el mundo del tenis. Vigente campeón de la Copa Davis, con un sólido número uno al frente de la clasificación mundial y con otros tres tenistas (casi cinco) entre los 20 mejores (y subiendo), el equipo español causa pavor allá por donde pisa. Con Albert Costa al frente tras la marcha de Emilio Sánchez Vicario, el combinado nacional es el candidato principal para llevarse un título que conquistaría por segunda ocasión consecutiva, algo que nadie consigue desde que lo hiciera la Suecia de Jonas Bjorkman y Thomas Johansson en 1998. España parte con dos ventajas fundamentales. La principal es la de contar entre sus filas con el líder indiscutible de la clasificación mundial, Rafael Nadal. El manacorí sólo ha perdido dos partidos en lo que va de temporada y ha demostrado su poderío al imponerse por primera vez en el Abierto de Australia. Pero, además, el equipo español cuenta con una suerte añadida, la de gozar del factor campo en prácticamente todas las eliminatorias que pueda disputar. Sólo lo perdería de cruzarse con Rusia en semifinales o con Estados Unidos en la final. Junto a esas dos armas que, por sí solas, conceden una seria condición de favorito a España, llegada esta edición de la Davis resalta una más que convierte al vigente campeón en el equipo más temido: el hecho de que, por primera vez en mucho tiempo, el número uno español goce de una larga lista de escuderos en un gran estado de forma. El principal ejemplo de ello es Fernando Verdasco, que no ha podido participar en la primera eliminatoria por una lesión. El madrileño ha dado un enorme salto desde que se erigiera en héroe en la pasada final de la Davis. Ha comenzado el año arrollando, hasta el punto de alcanzar las semifinales de un Grand Slam (el Abierto de Australia) por primera vez en su carrera y meterse entre los diez mejores del ranking ATP. Pero a él se suman David Ferrer, Tommy Robredo y Nicolás Almagro en individuales y Feliciano López en dobles. Un cartel que todos los equipos del Grupo Mundial desearían para sí. Ferrer, doce del mundo, ha empezado a recuperar su mejor juego tras un decepcionante final de año en 2008. Lo demostró en Dubai, donde sólo sucumbió en la final ante Novak Djokovic, y también en Auckland y Johannesburgo, donde alcanzó las semifinales. Mejor palmarés, incluso, luce este año Robredo. Tras un largo periodo fuera de su mejor forma, parece que ha vuelto por sus fueros y ya lleva dos títulos en 2009: el Abierto de Brasil y el de Buenos Aires. Gracias a ellos, ha regresado entre los 15 mejores. En el puesto 21 de la clasificación ATP está Almagro, que tampoco puede quejarse este año, pues se ha impuesto en el torneo de Acapulco. El murciano es un reserva de lujo para suplir con garantías cualquier lesión de los primeros espadas. Mención especial merece también Feliciano, el único cuyo arranque de temporada ha sido discreto, pero el principal baluarte de España en el dobles. Ellos forman el equipo más completo y en mejor forma de cuantos aspiran a conquistar la Davis. Y, además, por si las lesiones se extendieran como una plaga, todavía quedarían Albert Montañés, Carlos Moyá y Marcel Granollers. En total son nueve los españoles entre los 50 mejores del mundo, algo que ningún otro país puede decir. Argentina, Estados Unidos y Rusia, los ‘ogros’ Quienes más opciones tienen de amargar el segundo laurel seguido de los españoles son rusos, estadounidenses y argentinos, los otros tres equipos cabezas de serie. Los albicelestes, vigentes finalistas, blanden como armas más poderosas a David Nalbandián y Juan Martín del Potro, gracias a los cuales rozaron el título en la pasada edición. Pero este año el peligro del equipo sudamericano es todavía mayor, pues el joven Del Potro posee más experiencia y, además, han recuperado a Lucas Arnold Ker, su mejor jugador de dobles, constantemente atizado por las lesiones. Con ellos ya han arrasado a Holanda y se preparan para hacer lo propio con la República Checa, su siguiente rival. De tener éxito, los argentinos se cruzarían en una hipotética semifinal con Estados Unidos. El equipo que dirige Patrick McEnroe deposita gran parte de sus esperanzas en que Andy Roddick vuelva a ser en temido cañonero que fuera. De momento, va por buen camino. Este año ha ganado en Memphis, ha llegado a la final de Doha y ha rendido a gran nivel en todos los torneos que ha disputado. Con él y con el casi siempre seguro punto del dobles, con los hermanos Bob y Mike Bryan, el conjunto más laureado de la Davis quiere reconquistar un título que ya ganaron en 2007. Su talón de Aquiles es el segundo punto individual, pues James Blake atraviesa un momento gris. Rusia, el cuarto en discordia, ha perdido gran parte de su potencial de antaño, pero posee la calidad necesaria para amargar la fiesta a cualquiera. Nikolay Davidenko es el líder indiscutible, pero Igor Andreev y Marat Safin, sus segundos espadas, pueden plantar cara a quien sea si la eliminatoria les pilla en un pico de forma. Lo que les resta potencial es el vacío que poseen en el dobles, donde no acaban de encontrar una pareja de garantías. Además, para alcanzar las semifinales, donde podría esperarles España, deberán superar una dura eliminatoria en Israel. El equipo judío intentará aprovecharse del factor campo para superar su condición de cenicienta, una etiqueta que también acarrean República Checa, Croacia y Alemania, los otros contendientes que aspiran a coronarse como el mejor equipo del mundo.