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TENIS

El éxito del ¬Plan B¬

Por Álvaro HeraltaTiempo de lectura4 min
Deportes23-11-2008

La baja de Rafa Nadal, número uno del mundo, para la final de la Copa Davis contra Argentina obligó a Emilio Sánchez Vicario, capitán del equipo español, a cambiar la estrategia que tenía preparada para afrontar la decisiva eliminatoria en territorio albiceleste. Entonces, el madrileño decidió apostar por lo que la prensa denominó como Plan B, con hombres como Feliciano López y Fernando Verdasco como protagonistas. No le pudo salir mejor, pues Mar del Plata hizo honor a su apodo, ciudad de la suerte, y encumbró por tercera vez a España como campeona.

Semanas antes de la disputa de la final de la Copa Davis en Argentina, lo que ya de por sí parecía un reto complicado –debido a que sólo en 32 de las 106 finales disputadas hasta la fecha se impuso el conjunto que jugaba como visitante- se complicó aún más. Rafa Nadal, número uno del mundo, anunció su renuncia a competir en Sudamérica al encontrarse lesionado. Pese a ello, Emilio Sánchez Vicario, capitán de los españoles, no se puso nervioso. El madrileño decidió no hacer experimentos y mantuvo el bloque que le llevó a la eliminatoria por el campeonato, con la inclusión de Marcel Granollers en sustitución de Nadal. Vicario, sabedor de que el trabajo hecho desde 2005 estaba muy cerca de dar sus frutos, transmitió toda su confianza a sus jugadores y, de cara a la prensa, trasladó toda la presión a Argentina por el hecho de jugar en casa. Y es que el ex jugador sabe por propia experiencia como salir airoso de situaciones en las que nadie apuesta por su éxito. Un ejemplo lo tenía en su infancia. De pequeño, varios de sus compañeros del Club de Tenis de Pedralbes le apodaron El Bolita por ser el niño más bajito y gordito de la escuela. Sin embargo, se convirtió en una de las raquetas más importantes del tenis español en la década de los ochenta y principios de los noventa. Feliciano y Verdasco, héroes de la final Sin quererlo, Sánchez Vicario, decidió elaborar lo que la prensa denominó como Plan B. En él, Feliciano López tenía la misión de sustituir a Rafa Nadal en los partidos individuales. El debut del toledano en la final se produjo en el segundo encuentro, contra Juan Martín del Potro, número uno de los argentinos. Feli saltó a la pista con todo en contra: el ambiente de la hinchada argentina era ensordecedor y tenía la obligación de ganar después de que David Nabaldián doblegara cómodamente a David Ferrer en el primer choque de la eliminatoria. Sin embargo, el castellano manchego saltó a la pista dispuesto a quitarse la espina que tenía guardada de haber perdido la única final que había disputado de la Davis, en 2003, contra Australia, cuando formó pareja de dobles con Alex Corretja. López demostró por qué está considerado como uno de los cañoneros del saque del circuito y, gracias también a su saque-volea y su habilidad para devolver las bolas desde la línea de fondo, consiguió ganar a un Del Potro con problemas físicos. Este punto dejó muy tocados a los argentinos, que acabaron de tocar fondo en el dobles, donde se comenzó a erigir la figura de Fernando Verdasco. El madrileño, presente en todas las eliminatorias de la Davis esta temporada, tras un comienzo de partido algo dubitativo, supo sobreponerse a los gritos que recibía de la grada de “Fernando tiene miedo”, tras cometer varios errores no forzados y fue clave para colocar a España por delante en la eliminatoria. De hecho, se mostró tan confiado en su juego que Sánchez Vicario decidió apostar por él, en lugar de por David Ferrer, en la primera oportunidad que tenía España para sentenciar la ensaladera. No defraudó y doblegó a José Acasuso en un maratoniano encuentro, acallando así a todos los críticos que le consideran inconsistente en su juego. Su agresividad sobre la pista, unido a la profundidad de sus golpes, resultaron determinantes para poner el broche de oro a una brillante carrera como profesional iniciada en 2001, a la que ya sumaba tres torneos ATP -dos en individuales y uno en dobles-. Ferrer y Granollers hicieron equipo David Ferrer y Marcel Granollers, pese al papel secundario finalmente desempeñado, demostraron por qué las finales las ganan equipos y no jugadores. Especialmente el valenciano, quien, pese a partir como número uno español, tuvo que ceder galones a Fernando Verdasco. Sin embargo, la aportación de Ferrer en el triunfo de la Copa Davis ha sido clave. Su impresionante remontada en las semifinales contra Andy Roddick, gracias a su revés y su buena derecha, allanó el camino de España hacia Mar del Plata. Granollers, por su parte, debido a que sabe aprovechar su estatura y cubre muy bien la red, además de contar con grandes reflejos, es un firme valor del tenis español que tendrá pronto su oportunidad. España acaba con la ¬maldición¬ del visitante España, con su triunfo en Argentina, además, ha acabado con dos críticas que, desde hace mucho tiempo, perseguían al tenis español: no saber ganar una final como visitante y obtener el triunfo ante un rival de los denominados como grandes en una superficie que no fuera tierra. Los Manolo Santana, Juan Gisbert, Juan Arilla y Manuel Orantes –perdedores de la Davis en 1965 y 1967 en Australia por cuatro a uno en ambas finales sobre hierba- ven así como la armada consigue acabar con un mito que se agrandó aún más en 2003, cuando España perdió nuevamente la ensaladera contra los oceánicos. Mar del Plata acompañará así a partir de ahora a Barcelona y Sevilla como templos del tenis español. La localidad argentina recibe la denominación de ciudad de la suerte y, por ello, Sánchez Vicario sabía que no había un lugar mejor para que su Plan B tuviera éxito.