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EXPOSICIÓN

Madrid acoge los objetos rescatados del ¬Titanic¬

Por Patrizia TenorioTiempo de lectura1 min
Cultura19-11-2008

¿Quién no conoce la historia del Titanic? Este buque tan conocido por la historia mundial está ahora de visita por Madrid. Por desgracia, es bastante difícil que el barco esté en la capital, pero lo que sí que se ha conseguido es traer objetos del barco recuperados con enorme esfuerzo del área de escombros que rodea los restos del naufragio.

Estos objetos han sido cuidadosamente trasladados de un lugar a otro del mundo creando esta magnífica exposición en la que el Titanic aparece representado junto con las vidas de las personas que viajaban en este buque, que se hundió hace 96 años, en la madrugada del 15 de abril de 1912. Más de 230 reliquias de la exposición sobre el Titanic, recuperadas y conservadas por la compañía RMS Titanic Inc, permanecerán como recordatorio del espléndido transatlántico, de la fragilidad de la vida y de la imperecedera fortaleza del espíritu humano. En el viaje que propone la exposición tienen especial importancia los 2.228 pasajeros, de los que murieron más de 1.500. Desde el sumergible utilizado para recuperar los objetos depositados a 3.800 metros de la superficie, hasta el iceberg que se puede tocar y que da una idea de la temperatura a la que se encontraba el agua del mar aquella madrugada, el recorrido por la exposición va marcado por las pasarelas que dan paso a salas o cubiertas ambientadas con diferentes sonidos. El visitante recibirá una réplica de los billetes del Titanic para iniciar un viaje cronológico que recorre la construcción del transatlántico, la vida en el buque con recreaciones de las cabinas de primera y tercera clase, el puente de mando o el Café Verandah, espacio inspirado en el café de la clase más lujosa, su trágico hundimiento, y los sorprendentes objetos rescatados. "Titanic. Objetos reales, historias reales", visitada por más de 18 millones de personas en todo el mundo, permite oler la fragancia que todavía despiden los pequeños frascos de perfumes del perfumista Adolf Saafeld; contemplar las vajillas en las que comían los pasajeros, apreciando las diferencias existentes entre las de una clase y otra, las piezas de porcelana con el logo de la naviera White Star Line, e incluso una botella de champán que nunca fue descorchada.