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PEKÍN 2008

El boicot no se producirá, tras el recorrido más accidentado de la antorcha

Por Álvaro DíazTiempo de lectura6 min
Deportes27-07-2008

El país organizador de los Juegos ha visto empañado el recorrido de la antorcha por múltiples protestas contra su política poco respetuosa con los Derechos Humanos. Pese a todo y a las amenazas de boicot de los líderes mundiales, estos acudirán el 8 de agosto a la ceremonia de inauguración en Pekín.

A principios de año se inició una revuelta en el Tíbet contra la opresión china en la región. El movimiento estaba encabezado por los monjes de los monasterios budistas, a quienes secundó el resto de la población tibetana. Pekín respondió con mano dura para acabar con la difícil situación y el resultado fueron 200 muertos, según aseguró el Gobierno tibetano en el exilio. Así, la protesta iniciada en el Tíbet se expandía al resto del mundo y el recorrido de la antorcha ya entonces parecía peligrar. Ante esta situación, la UE pidió a China que pusiera fin a la represión sobre el Tíbet y abriese un diálogo con dicha región, para alcanzar un acuerdo sobre los derechos culturales y religiosos tibetanos. De forma paralela el Comité Olímpico Internacional exigió a China una solución pacífica al conflicto, y que amenazaba, como finalmente ocurrió, con sembrar el recorrido de la tea de múltiples protestas contra China. Desde el principio las sospechas se confirmaron. La ceremonia de encendido de la antorcha, celebrada en la antigua ciudad griega de Olimpia, fue interrumpida por dos activistas protibetanos. No eran más que la punta del iceberg. La llama se enfrentaba ahora a un recorrido lleno de incidentes y protestas durante cinco meses por los cinco continentes. Después de pasar cinco días en Grecia, la antorcha viajaba a Pekín, desde donde iniciaría su viaje internacional. La llama visitó Kazajistán, Turquía, Rusia, y entonces le llegó el momento a Londres donde el paso del símbolo olímpico se convirtió en un gran acto de propaganda contra China, con numerosos incidentes provocados por manifestantes que denunciaban la situación en Tíbet. La siguiente parada fue París, donde la película tuvo el mismo argumento: se sucedieron los actos de protesta, que finalmente consiguieron que las autoridades francesas apagasen la antorcha para protegerla de posibles agresiones. El símbolo de los Juegos parecía condenado a encontrar opositores allá donde fuera. Similar situación de protesta se encontró la tea en la ciudad californiana de San Francisco. Los organizadores se vieron obligados, incluso, a reducir, a última hora y por sorpresa, el recorrido de la llama olímpica. A continuación, la antorcha viajaba de incógnito a Buenos Aires, donde el recibimiento del símbolo olímpico pasó prácticamente desapercibido para no alentar las protestas. El mítico jugador de fútbol argentino Diego Maradona fue uno de los portadores de la llama. El deportista estuvo en todo momento rodeado por un impresionante dispositivo de seguridad para aminorar las acciones de activistas contrarios a la política de China. Amenazas de los líderes políticos Tras la avalancha de protestas que había sacudido a la antorcha olímpica en sus primeros pasos hacia Pekín, los grupos políticos internacionales no tardaron en posicionarse ante tal situación. El Parlamento Europeo instó a los líderes de la Unión Europea a que boicotearan la ceremonia de apertura de los Juegos a no ser que China aceptase negociar con el Dalai Lama, con el fin de buscar una solución al conflicto en el Tíbet. Paralelamente, Estados Unidos enviaba una resolución a Pekín instándole a buscar soluciones a las revueltas contra el régimen chino. Además, líderes mundiales como el primer ministro Gordon Brown o el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, anunciaban su intención de no acudir a la ceremonia de inauguración de agosto.Por su parte, el Dalai Lama, líder espiritual de Tíbet en el exilio, declaraba que su intención no era provocar un boicot contra los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, sino poner de manifiesto cómo el régimen comunista viola la libertad y los Derechos Humanos no solo en la región tibetana, sino también en el resto del territorio chino. Sin embargo, las reacciones derivadas de las actividades a favor de Tíbet no consiguieron que China llegase a un acuerdo con los activistas y las protestas se prolongaron, en general, por el resto de países que visitó la llama, y que tuvieron que recibirla, por miedo a posibles altercados, con unas fuertes medidas de seguridad. Tailandia, Indonesa, Australia, Japón y Corea del Sur fueron ejemplos del descontento hacia China. Si bien, conforme la antorcha se acercaba a su destino, el número de detractores disminuía en favor de multitudes que aplaudían la llegada de la llama. Así, el símbolo de los Juegos pudo al fin vivir un día de gloria tras su llegada a Hong Kong, primera etapa china de su camino hacia Pekín, donde fue aclamada por miles de personas en un ambiente festivo y sin incidentes. A partir de ahí la tea recorrió distintas regiones de China, hasta su llegada a Pekín. Ya en un recorrido menos accidentado que en los anteriores países, destaca la subida de la antorcha olímpica al Everest, realizada por los relevistas mejor preparados, y que supone un hecho histórico, llevado a cabo por primera vez en la historia de los Juegos. Una ceremonia inaugural cuidada al máximo De esta forma, el recorrido de la tea, que China esperaba resultase un símbolo de unidad previo a los juegos de Pekín, se convirtió en toda una odisea llena de protestas. Pese a ello, y con la problemática situación del Tíbet aún sin resolver, poco ha poco se han sucedido los comunicados por parte de los líderes mundiales, en los que afirman su asistencia a los Juegos Olímpicos de Pekín. Los primeros fueron Vladimir Putin y George W. Bush, que a lo largo de una conversación telefónica confirmaban la asistencia de ambos. A ellos se les sumó el presidente francés Nicolas Sarkozy y el propio Gobierno español, que enviará a los Príncipes de Asturias y al ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, para que representen a España en la inauguración de los Juegos. Con ello, queda claro que el boicot a la ceremonia del día 8 de agosto en Pekín está más que descartado. Ante este panorama, y aunque el país acogedor de los Juegos ha conseguido la asistencia de los líderes mundiales a la ceremonia de inauguración de estos, China ha tomado una serie de medidas para evitar los más que seguros incidentes que tendrán lugar el tiempo que dure la competición olímpica. En primer lugar, las imágenes de televisión se emitirán con un retraso de diez segundos para poder censurar cualquier acto de protesta. Además, se ha llevado acabo un estricto control sobre la población China, con la restricción en la concesión de visados -obligando a miles de residentes extranjeros a abandonar el país- y un minucioso control en las carreteras de acceso a la capital. En último lugar, se han habilitado tres parques públicos para posibles protestas, con el fin de no ensuciar una imagen con la que Pekín parece estar obsesionado. Sin duda, aparte de los logros deportivos que se alcancen en estos Juegos, la competición olímpica será recordada también por las numerosas protestas contra el país organizador.