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SERBIA

El reconocimiento internacional de Kosovo desata la ira de los serbios

Por LaSemana.esTiempo de lectura3 min
Internacional24-02-2008

Occidente reconocía masivamente la pasada semana la independencia de Kosovo promulgada por el Parlamento de Pristina hace menos de 15 días. Para desazón de millones de serbios, potencias como Francia, Alemania o Estados Unidos se alineaban con los secesionistas kosovares apenas unas horas después de la declaración de independencia. Pese a todo, Serbia aún cuenta con aliados para su causa como Rusia o España, que continúan viendo en la secesión kosovar un peligroso precedente y una violación del Derecho Internacional.

“Para lograr una solución de la crisis de Kosovo, deberá llegarse a un acuerdo sobre (…) un proceso político para el establecimiento de (…) un gobierno autónomo sustancial para Kosovo, teniendo en cuenta plenamente (…) los principios de soberanía e integridad territorial de la República Federativa de Yugoslavia” (hoy Serbia). Pese a que el anexo número dos de la Resolución 1.244 de Naciones Unidas encaminada a atajar el conflicto entre serbios y albaneses tras el conflicto de Kosovo establecía un claro limite a las ambiciones secesionistas de la región, Occidente reconocía masivamente la pasada semana la independencia planteada por Pristina hace apenas 15 días. Ante la desazón de millones de serbios, que veían cómo se les escapaba una región que consideran como la cuna de su identidad nacional, Francia, Reino Unido, Italia y Alemania reconocían al nuevo Estado de manera prácticamente automática. Tras ellos, y como si de una cascada se tratase, vinieron Estados Unidos y la mayoría de países de la Unión Europea, no sin cierta polémica. Bruselas, a sabiendas de que países como España no tenían intención de reconocer la independencia kosovar y que por lo tanto se presentaba un problema para mantener una unidad de criterio entre los Veintisiete, decidió dar carta blanca a los estados miembro para actuar libremente. España alegó nuevamente que consideraba “ilegal” la independencia unilateral planteada por el Parlamento de Pristina, la cual es entendida como una violación de los principios de soberanía auspiciados por la Carta de Naciones Unidas y el Acta de Helsinki. Asimismo, la diplomacia española, preocupada por el posible precedente para los nacionalismos internos, consiguió que el resto de países europeos aclararan que el caso kosovar es un caso excepcional marcado por el conflicto bélico de los 90 que en ningún caso marcaría una pauta a seguir ante nuevas situaciones. La Embajada estadounidense, en llamas Ante la permisividad de Europa y Estados Unidos, millones de serbios se echaron a la calle anunciando una manifestación contra la independencia kosovar. La mayor de las protestas tuvo lugar el pasado jueves, reunió en Belgrado a unas 300.000 personas y fue escenario graves incidentes. La ola antieuropea tras la secesión de Kosovo llevó a varios grupos de jóvenes a atacar con cócteles Molotov las embajadas de países como Croacia, Bélgica, Turquía o Canadá. Sin embargo, fue la Embajada estadounidense la que se llevó la peor parte. Ante la pasividad policial, decenas de personas invadieron las instalaciones de la Embajada y prendieron fuego a dos plantas del edificio. Cuando los radicales fueron dispersados por la Policía, sólo después de que el Departamento de Estado norteamericano exigiera protección para sus diplomáticos, las Fuerzas de Seguridad hallaron el cuerpo calcinado de uno de los manifestantes. Además, unas 90 personas resultaron heridas durante los incidentes. Rusia amenaza con usar la fuerza Frente a la alineación de Occidente con los secesionistas kosovares, Rusia se ha convertido en el principal apoyo de Serbia para luchar contra el reconocimiento de Pristina como estado independiente. El embajador ruso ante la OTAN, Dimitri Rogozine, llegó a plantear la pasada semana que “Rusia podría llegar a utilizar la fuerza si la OTAN o la Unión Europea tratan de presionar a Naciones Unidas sobre la actitud a seguir ante la secesión. “Si la Unión Europea adopta una postura unida frente a Kosovo o la OTAN se excede en su mandato en la región, estas organizaciones entrarían en conflicto con la ONU”, declaró Rogazin. Asimismo, el diplomático aseguró que quizás sea posible que para que el parecer ruso sea respetado a este respecto quizás se necesitaría usar “la fuerza bruta” dado que según Rusia el caso de Kosovo amenaza con abrir numerosos frentes a lo largo de todo el mundo y la actitud de Occidente llevaría a la destrucción de todo el sistema de seguridad internacional.