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SAHARA OCCIDENTAL

Marruecos y el Polisario, enfrentados en la ONU por el futuro de la región

Por Luis Miguel L. FarracesTiempo de lectura4 min
Internacional15-04-2007

La sensación de cercanía a la solución del conflicto entre Marruecos y el Frente Polisario por el estatus del Sahara Occidental que emergía hace menos de un mes parece haberse quedado en espejismo. La pasada semana representantes de ambas partes presentaron sus proyectos de futuro para la región ante Naciones Unidas y si algo quedó claro fue que las posiciones de los dos protagonistas están muy lejos de ser convergentes.

Después de 32 años de litigio entre los nacionalistas saharauis y el reino alauí, ni Marruecos está dispuesto a permitir la independencia de la excolonia española ni el Polisario a reconocer la soberanía marroquí de la región revestida de un plan de autonomía. Esa era precisamente la oferta de Marruecos presentada a Naciones Unidas, la de un plan de autogobierno para que el Sahara se constituya como provincia autónoma siempre y cuando el Polisario renunciase definitivamente a la independencia total del territorio. El embajador de Marruecos ante la ONU, Mostafa Sahel, encargado de la presentación del plan, aseguró que la propuesta de Rabat “era fruto de una masiva consulta entre los partidos nacionales, el Sahara marroquí y variados contactos internacionales”. Asimismo, Mostafa Sahel señaló como “una oportunidad única” la configurada con la proposición marroquí, cuyo texto aún no se ha dado a conocer al completo. Enfrente, el Polisario tildó de “inaceptable” la autonomía planteada por el reino alauí porque “su única aspiración es acabar con la legítima ambición de soberanía de los saharauis”. Además, el frente nacionalista instó a España, partidaria de la solución marroquí, a rectificar su postura porque aún considera a Madrid “potencia administrativa” deslegitimando la ocupación de Marruecos. “España es responsable del sacrificio saharaui y debe rectificar” aseguran los secesionistas. Para contraatacar a Rabat, el Polisario presentó también la pasada semana un plan alternativo para el futuro de la región que sigue planteando un referéndum por la independencia del Sahara y rechazando que la región sea parte integrante del Estado marroquí tal y como establece la propuesta del reino alauí desde su punto de partida. Por el contrario, en el inicio de la oferta del Polisario se hace mención a que el Sahara Occidental figura desde 1965 en la lista de territorios no soberanos o pendientes de descolonización de Naciones Unidas. Pese a rechazar contundentemente cualquier soberanía de Rabat en la región, los independentistas saharauis se muestran dispuestos a, en el caso de que en el hipotético referéndum venciese la opción de la secesión, conceder beneficios a los ciudadanos marroquíes de la zona dándoles la soble nacionalidad así como a mantener acuerdos comerciales con Marruecos importantes en sectores económicos y financieros estratégicos. Con las dos propuestas sobre la mesa, la pelota está ahora en el tejado de la ONU, que elaborará un informe de la situación a lo largo de esta semana que podría desembocar en una nueva resolución que sin embargo, no está previsto que sustituya el denominado Plan Baker, la base tradicional de trabajo de Naciones Unidas sobre la zona. Más de 30 años de litigios El problema sobre el estatus del Sahara Occidental tiene sus orígenes hace ya más de 30 años, cuando la zona era una provincia colonial española. Con una población local cada vez más tendente al nacionalismo, algo demostrado con la fundación del Frente Polisario por aquella época, a principios de la década de los 70 comenzaron los contactos entre Naciones Unidas, los independentistas saharauis y Madrid dentro del plan internacional de descolonización llevado a cabo por la ONU. Cuando las negociaciones planteaban ya la celebración de un referéndum sobre la soberanía del territorio y, por lo tanto, la independencia del Sahara estaba a la vuelta de la esquina la situación se torció por la entrada de un tercer agente, Marruecos. En 1975 Rabat promovió la Marcha Verde, una movilización masiva de civiles marroquíes sobre el Sahara Occidental acompañados del Ejército que tenía como objetivo anexionarse el territorio en principio pacíficamente. En aquél momento se esperaba una dura respuesta española, pero con el dictador Francisco Franco gravemente enfermo los problemas de España se centraban en las incógnitas que la cercana muerte del jefe del Estado planeaban sobre la clase política. Madrid se desligó así de la suerte del Sahara Occidental y, previas compensaciones económicas, se retiró del territorio en favor de Marruecos y Mauritania, que se repartieron la región. España se lavaba las manos. Desde entonces y hasta ahora, Naciones Unidas ha mantenido al Sahara Occidental como territorio pendiente de descolonización mientras que los gobiernos españoles de la democracia se han mostrado, aún tímidamente, partidarios de la independencia de la región. La ONU ha instado en múltiples ocasiones a Rabat a que celebre un referéndum de soberanía en el territorio, pero las autoridades marroquíes han sido expertas en torpedear y aplazar sistemáticamente la consulta. El litigio más importante entre Marruecos y el Polisario ha sido la participación o no de los colonos marroquíes, que cuentan con beneficios fiscales, en el plebiscito. Desde la anexión de Rabat del territorio, los gobiernos marroquíes han ido incentivando el traslado de familias procedentes de diversas partes del reino alauí al Sahara para garantizar su soberanía. Hoy los colonos superan en número a los oriundos de la región.