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FRANCIA

La campaña presidencial entra en la recta final antes de la primera vuelta

Por Salvador Martínez Más. PARÍSTiempo de lectura3 min
Internacional14-04-2007

Los tres candidatos favoritos a las elecciones presidenciales francesas Nicolas Sarkozy, del partido gubernamental Unión por un Movimiento Popular (UMP), Ségolène Royal, del Partido Socialista (PS) francés y François Bayrou, del partido centrista Unión por la Democracia Francesa (UDF), comparten una serie de ideas: “el cambio”, “renovación” y hasta “revolución”.

Esos términos son pronunciados a menudo por esos tres candidatos en sus discursos para responder a la necesidad de cambio que presenta la sociedad francesa tras 12 años de Presidencia de Jacques Chirac. A buen seguro a Sarkozy, Royal y Bayrou, se les puede reprochar que pertenecen a la misma clase política que, desde siempre, ha controlado los recursos de un Estado especialmente empobrecido en la actualidad. El próximo presidente de la República, heredará, de hecho, una deuda pública que alcanza el 66 por ciento del PIB francés. En esta situación, “el cambio” que quieren encarnar Sarkozy, Royal y Bayrou será más comedido de lo que se puede imaginar si uno cree al conjunto de la parafernalia electoral y a los mensajes de propaganda que empezaron a emitir radios y televisiones el pasado lunes. Sarkozy, virtual ganador de los comicios presidenciales según los sondeos de opinión que pulsan la intención de voto de los franceses, está obligado a ofrecerse como candidato de una transformación de Francia hacia una economía más liberal y menos social que la actual. Todo ello a pesar de que es el aspirante de un partido que ha presidido y gobernado Francia con tasas de impopularidad sólo superadas por los enemigos número uno de la sociedad francesa. No obstante, esa no es la situación actual, pues la sociedad francesa olvida rápido. Según un reciente sondeo, tanto el jefe de Estado, Jacques Chirac, como el primer ministro, Dominique de Villepin, aprueban en materia de popularidad, atribuyéndoles, respectivamente, un 51 y un 56 por ciento. Ségolène Royal, que promete realizar reformas, como Sarkozy, pero con los acompañamientos sociales que el aspirante de la UMP olvida en su proyecto presidencial, tiene en contra de su candidatura, al menos, dos hechos difíciles de medir objetivamente. Uno de ellos lo señalaba en una reunión de periodistas españoles José María Patiño, corresponsal de la radio española Cadena Ser: “la sociedad francesa es más machista que la española”. El otro es que, desde mediados de enero, ningún sondeo indica que Royal será la ganadora, algo a relativizar pues la comisión de sondeos, la institución estatal que regula la publicación de los estudios de opinión en Francia, ha llamado la atención a los institutos de opinión pues algunos resultados publicados, debido a los márgenes de error de los estudios, “no significan gran cosa”, según un reciente comunicado de la comisión. En cualquier caso, Royal y Sarkozy son los aspirantes que probablemente pasarán a disputar la segunda vuelta de los comicios presidenciales. Bayrou, “monsieur 20 por ciento”, como fue presentado hace unas semanas en España por el porcentaje de intención de voto que le atribuyen los estudios de opinión, parece que se quedará a las puertas de la segunda vuelta a pesar de “la revolución tranquila” que ha prometido el centrista a la sociedad francesa si es elegido. “Revolución”, “renovación” o “cambio”, las palabras de los tres candidatos favoritos resultan tan coincidentes como que todos ellos deben desear que no se produzca el shock que se produjo en los comicios presidenciales 2002, cuando Jean Marie Le Pen, el candidato del partido de extrema derecha, Frente Nacional, accedió a la segunda vuelta que disputó al actual presidente de la República, Jacques Chirac.