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DERECHOS HUMANOS

¬Pioneros¬ españoles en la eutanasia

Por Cristina Arias Tiempo de lectura2 min
Sociedad15-03-2007

El caso de Inmaculada Echevarría no es el primer caso de eutanasia en España. Otros ya fueron centro de polémica en un debate social entre los que se adjudican el derecho a elegir el momento y las condiciones de la propia muerte y los que denuncian que la eutanasia es un atentado contra la vida y un asesinato por parte de quien ayuda al enfermo a cumplir su voluntad.

El gallego Ramón Sampedro, se quedó tetrapléjico tras un accidente en 1968. Tenía 25 años y fue el primer español que decidió reclamar judicialmente el derecho a elegir su muerte. El 12 de enero de 1998, a los 54 años de edad, murió. Pocos días después se descubrió, ante una conmoción social, que había fallecido tras un suicidio asistido con cianuro. Durante tres décadas Sampredro protagonizó una lucha incansable por alcanzar su muerte: acudió sin éxito a la justicia (pidió a los juzgados de A Coruña y Barcelona y a las Audiencias de ambas ciudades que le permitieran rechazar las sondas con las que se alimentaba o que los médicos pudieran recetarle fármacos sin incurrir en un delito de ayuda al suicidio) y a la Comisión de Derechos Humanos. Sus peticiones fueron denegadas y por eso decidió trazar un plan para llevar a cabo su muerte de manera clandestina. Jorge León Escudero, un escultor vallisoletano, sufría pentaplejía, el grado más agudo de tetraplejia porque a la inmovilidad se suma la incapacidad de respirar por uno mismo, desde el año 2000. En 2005 abrió un blog en Internet en el que buscaba una mano amiga para que le ayudara a morir dignamente. Lo tenía todo preparado y aseguraba que ante la falta de regulación, debía buscar una solución ilegal. En mayo de 2006 fue encontrado muerto en su domicilio, desconectado del respirador que le mantenía con vida. Para sus allegados era una muerte anunciada porque "nunca ocultó su deseo de morir" y en su blog expresaba sus ideas abiertamente. En enero de 2007 surgió otro caso. Madeleine Z, que tenía 69 años y padecía desde 2001 una enfermedad progresiva que debilita los músculos hasta la parálisis, se quitó la vida en su casa de Alicante acompañada de dos miembros de la asociación proeutanasia Derecho a Morir Dignamente (DMD). Su hijo denunció a esta organización pero en esta organización seguran que en ningún caso inducen al suicidio, sino que ofrecen compañía e información a los socios -unos 2.000- en sus últimos momentos.