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CORRUPCIÓN POLICIAL

Prisión para tres policías por urdir una falsa trama de explosivos

Por Nacho Fernández GutiérrezTiempo de lectura2 min
España10-12-2006

¿Qué mejor que simular un delito para ocultar otro?. Tal astucia fue puesta en práctica por agentes de la Unidad de Delincuencia y Crimen Organizado (Udyco) perteneciente a la Comisaría General de Policía Judicial y de la Brigada Provincial de Información, dependiente de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, que montaron, el pasado mes de agosto, una supuesta entrega de explosivos edulcorada con misteriosas coincidencias con la masacre del 11-M. Sin embargo, la jugada les costará cara.

El juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo, quien instruye el caso 11-M, ha ordenado el ingreso en prisión incondicional de seis de los 10 imputados en esta imaginaria trama de tráfico de explosivos descubierta en Madrid encaminada a encubrir una estrategia de flujo de droga. El juez del Olmo pidió prisión para tres de los cuatro policías detenidos en relación con la red, así como para un confidente, su mujer y un abogado, mientras que dejó en libertad bajo fianza de 10.000 euros al policía Luis López Hidalgo, alias El Rompepuertas, pues consideró que los elementos incriminatorios contra él carecían de la "consistencia y pluralidad, amén de contundencia" que sí concurren en el resto de los imputados. Además el juez acusó a los policías Celestino Rivera Santos, quien intentó suicidarse en los calabozos de la Audiencia Nacional, y a Jesús Parrilla de "un delito de revelación de secretos con perjuicio para la causa pública", en concreto, al diario El Mundo. Mientras, a López Hidalgo, en libertad bajo fianza, José Luis González Clares, conocido como El Moro, Manuel Romero, receptor de los explosivos y quien dio la voz de alerta, e Isabel García, su mujer, les imputa los delitos de tráfico de explosivos, tráfico de drogas y detención ilegal, y al abogado Gerardo Hermoso le acusa de tráfico de drogas y de detención ilegal. La supuesta trama de explosivos El 15 de agosto de este año, Manuel Romero, confidente relacionado con los agentes implicados, aseguró haber encontrado en la localidad madrileña de Leganés varios kilos de Goma 2-ECO, el tipo de explosivo empleado en los atentados del 11-M, y los policías ahora detenidos se hicieron cargo del caso, que, al tratarse de explosivos, fue remitido a la Audiencia Nacional, donde Del Olmo se encontraba de guardia. El desenlace final era que la trama, montada en un comienzo por el policía José Luis González Clares y el supuesto narcotraficante Manuel Romero, pretendían acusar falsamente de tráfico de drogas a una ciudadana rusa y arrebatarle la custodia de sus dos hijos, en beneficio de un abogado, su suegro y otro de los detenidos, y después la falsificación de una confidencia de tráfico de explosivos a la policía con los que se pretendía influir para que el padre de Romero, encarcelado en Galicia, fuese trasladado a Madrid. Y como colofón, dos agentes, Celestino Rivera -que intentó suicidarse- y Jesús Parrilla procuraron la información sobre la investigación del tráfico de explosivos al diario El Mundo, que acabó vinculándola a sus pesquisas, que pretenden conectar la masacre del 11-M con ETA.