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FÓRMULA 1

Un ‘camino de espinas’ para revalidar el título

Por Alejandro G. NietoTiempo de lectura2 min
Deportes22-10-2006

El segundo título mundial consecutivo de Fernando Alonso permaneció en el aire hasta la última carrera. Al contrario que la temporada anterior, en la que apenas halló oposición, el asturiano ha sufrido el acoso enardecido del heptacampeón, Michael Schumacher. El káiser, con un Ferrari que volvió a ser competitivo, puso todo su empeño en lograr el octavo campeonato antes de su retirada, pero la agresividad del español prevaleció en las carreras decisivas.

Los primeros grandes premios del Mundial hicieron presagiar un paseo de Alonso similar al del año anterior. El asturiano sólo encontró la respuesta de sus máximos rivales en Bahrein, donde Schumacher y Kimi Raikkönen fueron sus escuderos en el podio. Un segundo puesto en Malasia y el triunfo en Australia permitieron al campeón gozar de una cómoda ventaja desde el comienzo. Mientras, sus rivales sufrían problemas: a Schumi le fallaban los neumáticos Bridgestone y Raikkönen padecía, de nuevo, la cruz de los abandonos. Sin embargo, el alemán, ansioso por rematar sus quince años de carrera con un nuevo título, se impuso en las dos siguientes pruebas. El nuevo motor y las evoluciones en el monoplaza rojo funcionaron y situaron a Ferrari a la altura de Renault. Alonso, con todo, aguantó el tipo y finalizó segundo en ambas carreras. Mientras, Raikkönen seguía con problemas y la irregularidad del resto de pilotos, en especial un desaparecido Jenson Button, dejó la lucha por el título en un mano a mano. El Gran Premio de España ayudó al español a recuperar el mando. Alonso se impuso en Montmeló con una autoridad pasmosa y después encadenó una serie de cuatro victorias consecutivas, en Mónaco, Inglaterra y Canadá. Las balas azules ganaron la partida a los Ferrari y los neumáticos Michelin a los Bridgestone. No obstante, Schumacher conseguía seguir sumando para mantener una desventaja asequible: 25 puntos. La reacción de Schumacher llegó en los circuitos más favorables a sus monturas. En Indianápolis, el dominio del alemán fue aplastante. Después, las victorias en Francia y Alemania, unidas a algunos problemas mecánicos y de neumáticos de Alonso, metieron al alemán en la pomada, otra vez. Los líderes fallaron en Hungría, donde Button se resarció de su mala temporada y Pedro Martínez de la Rosa, sustituto de Juan Pablo Montoya en McLaren, consiguió su primer podio. En Turquía, Felipe Massa se reivindicó, mientras los dos aspirantes al título le acompañaron en el podio. De esta manera, todo quedaba en el aire para las cuatro últimas carreras. El nuevo motor del asturiano falló en Monza y luego, en China, la contundente victoria del germano le situaron al frente de la clasificación por primera vez en la temporada, aunque con los mismos puntos que Alonso. Pero cuando más lo necesitaba, en Japón, el español sacó toda su garra: presionó a Schumi, que acabó rompiendo el motor por el esfuerzo. Así, el título quedaba casi visto para sentencia. Al alemán sólo le valía un milagro en Brasil, que no se produjo. El campeonato de constructores se lo llevó Renault, pese al gran esfuerzo de Massa, que se lució en la segunda mitad de la temporada.