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Crisis aérea: daños directos y colaterales

Por Raquel GonzálezTiempo de lectura1 min
Economía13-10-2001

Ayudas, ayudas y más ayudas. Eso es lo que andan pidiendo a voz en grito las empresas aéreas. La situación es insostenible. Las pérdidas desde el atentado a EE.UU. vienen siendo millonarias y encima las empresas europeas han de soportar la “competencia desleal” de EE.UU.

Si se hace caso de un estudio que la Comisión Europea tiene en sus manos, se puede entender el nerviosismo que hay dentro del sector aéreo. El informe asegura que las aerolíneas de Europa tienen disponible una liquidez media que sólo les permitiría la supervivencia durante 50 u 80 días. Ante lo urgente de la situación, desde Bruselas ya se han concedido algunas ayudas. Para la Asociación Europea de Aerolíneas (AEA), las medidas no son suficientes porque las presiones son muchas más. Tantas, que los despidos están a la orden del día. Iberia, por ejemplo, dejará en la calle a 3.000 trabajadores. La empresa sufre descalabros hasta en la Bolsa, como clara consecuencia de todos los factores. Su mayor caída durante la semana fue de un 6,17 por ciento. Es decir, las acciones de Iberia valen un 36 por ciento menos que cuando los inversores las adquirieron. Y bueno, no sólo las empresas aéreas son las afectadas, también las industrias relacionadas con ellas. Un ejemplo de ello es lo que ha ocurrido con la central española de reservas de billetes por Internet, Amadeus. La empresa ha visto disminuir en un 27,5 por ciento sus reservas de avión desde que ocurriese el atentado por el pánico a volar que tiene parte de la población. Más de lo mismo le ha ocurrido a la empresa vasca de aeronáutica, Gamesa. La coyuntura le ha obligado a reducir el ritmo de producción en sus construcciones. Resultado: recorte de 500 empleos.