CINE

James Dean 50 años después de su muerte

Por Eduardo Iglesias1 min

Espectáculos30-09-2005

La semana pasada se cumplieron cincuenta años de mito, quizá el mayor mito que ha dado el cine occidental. A la altura de otro mito de los 50 como es Marilyn Monroe, el de James Dean es un caso más artificial, ya que se trata de un actor de sólo tres películas. Lo trágico de su muerte y la maquinaría de los estudios hicieron el resto: convertir a Dean en el mito del joven inadaptado de los 50, un eterno rebelde sin causa.

Y es que James Dean no llegó a ver estrenado más que uno de sus filmes, Al este del Edén. Sus otros dos títulos como protagonista, Gigante y Rebelde sin causa, se presentaron en salas comerciales después de su fallecimiento. Para entonces el morbo había alimentado al público y el ansia de los directivos de Hollywood, que lo elevaron a categoría de estrella de culto. Su muerte fue quizá lo más notable que hizo en su vida, siempre sin desmerecer una breve pero brillante carrera como actor. Falleció en un famosísimo accidente de tráfico cuando conducía su Porsche Spyder -apodado el pequeño bastardo- y chocó contra otro vehículo en una carretera al noroeste de Los Ángeles. Dean era aficionado a la velocidad y solía participar en carreras, muchas de ellas clandestinas. Fue la tarde del 30 de septiembre de 1950. Cincuenta años después parece que nadie quiere quedarse sin su propio homenaje. Los ha habido en lugares lógicos, como Hollywood, y otros menos, como el celebrado en Tokio. También han sido sede de actos de recuerdo su ciudad natal, Marion, y la localidad en que creció, Fairmont. Aquí ha habido procesión incluida hacia su tumba, ya que Dean está enterrado en esta población del estado de Indiana. Como es lógico, la parte más comercial de la mitomanía ha salido a relucir en forma de DVD, libros y toda clase de productos a la venta sobre el famoso actor.