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RALLIES

Un campeón incontestable

Por Alejandro G. NietoTiempo de lectura2 min
Deportes02-10-2005

El dominio de Sébastien Loëb a lo largo de la temporada ha sido absoluto. El francés se ha coronado campeón a falta de tres pruebas por disputar y ya ha batido varios récords: ha sumado ocho victorias en trece rallies –a pesar de dejar escapar una que tenía cantada en Gales, por la muerte de Michael Park, copiloto del estonio Markko Märtin– y conseguido el mayor número de triunfos consecutivos, seis.

El piloto francés quiso dejar claro cómo se iba a desarrollar el campeonato desde el principio al lograr un trabajado triunfo en Montecarlo. Sin embargo, la suerte del campeón pareció abandonarle en las dos siguientes pruebas: en ambas tuvo problemas mecánicos, situación que aprovechó Solberg para auparse al liderato del Mundial. Pero en Nueva Zelanda y Cerdeña, Loëb reaccionó y, gracias, en parte, a los errores de su rival, regresó al primer puesto. En tanto, Grönholm y Peugeot se mostraban más regulares e iban cosechando podios. En el Rally de Chipre, sexta prueba del calendario, comenzó a aclararse el Mundial para el de Citroën: Solberg y Gronhölm abandonaron y Loëb continuó su serie de victorias. Sin embargo, en la clasificación de marcas, el equipo de los dos galones no conseguía acercarse a la cabeza debido a los constantes abandonos del belga François Duval. Entonces, los responsables de Citroën decidieron sustituirlo y llamaron como solución temporal a Carlos Sainz, que no dudó en ayudarlos, en parte por el favor que el equipo le hizo en 2003, cuando estaba sin equipo y Guy Fréquelin dispuso un tercer coche, junto con Loëb y Colin McRae. La estrategia les funcionó, ya que en las dos carreras que disputó, el español logró un tercer y un cuarto puesto, que sumados a las victorias de Loëb, les auparon al liderato de la clasificación de equipos. Finalmente, Duval regresó a Citroën al tiempo que su compañero de equipo lograba su sexto triunfo consecutivo en Argentina y dejaba casi sentenciado el Mundial. Las siguientes carreras parecían marcadas por la emoción de saber cuándo lograría Loëb el título matemáticamente, pero entonces la tragedia cobró protagonismo: Michael Park perdió la vida tras chocar el Peugeot que pilotaba Markko Märtin contra un árbol por el lado del copiloto. El equipo del león decidió retirarse del Rally de Gales en señal de duelo y Sébastien Loëb forzó una penalización para no proclamarse campeón en esas circunstancias. En una fase de gran igualdad, especialmente en el aspecto mecánico, la finura técnica del francés y el comportamiento de los neumáticos Michelin –por los Pirelli que calzaban Subaru y, desde esta temporada, sus primos de Peugeot– han sido determinantes para conseguir el título. No obstante, el bicampeón francés ha dejado claro que la corona de pilotos es sólo su primer objetivo, pues el equipo Citroën aspira a despedirse del Mundial con un nuevo doblete, para el que le falta el campeonato de constructores.