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ESTATUTO CATALÁN

La financiación y la enseñanza amenazaron la aprobación hasta el final

Por Enrique García García Tiempo de lectura2 min
España30-09-2005

Las últimas semanas en torno al Estatuto catalán han sido un frenético intercambio de contactos, declaraciones y contradeclaraciones entre las distintas fuerzas políticas. El texto contiene varios puntos cuya polémica ha retrasado el consenso necesario hasta el último instante.

La definición de Cataluña como “Nación” es considerada inconstitucional por el Partido Popular y bastante inapropiada por el Partido Socialista (PSOE). También varios apartados sobre la laicidad en la educación alimentaron durante los últimos días el desacuerdo con Convergencia i Unió (CiU). Una confrontación que comenzó con la presentación, por parte del partido nacionalista, de unas modificaciones sobre la financiación que fueron ampliamente tachadas de inconstitucionales. Las modificaciones que se han discutido incluyen términos tales como “cesión” para referirse a las contribuciones catalanas transferidas por el Estado. Además, será la Generalitat la que, de ahora en adelante gestione y recaude los impuestos en la comunidad autónoma. El continuo tira y afloja entre los partidos ha venido motivado por diversos factores. El líder de Ezquerra Republicana de Cataluña (ERC), José Luis Carod-Rovira tomó la palabra al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cuando éste aseguró que votaría el Estatuto que saliera del Parlamento autonómico. Por ello, en su momento dejó claro que había que lograr “un Estatuto tan ambicioso como se pueda”. Precisamente CiU se subió a ese carro de la ambición en el terreno de la financiación. Su propuesta ha sido defendida con uñas y dientes contra diversas contrapropuestas del Partido Socialista de Cataluña (PSC) hasta el último momento, en el que se acordó no incluir el concierto económico en el texto. Un día antes de la aprobación se empezaron a vislumbrar atisbos de cesiones políticas. Fue cuando, otra vez CiU, redujo sus propuestas sobre derechos históricos, desvinculándolos del blindaje de competencias. Este último si que se incluyó finalmente, en forma de una cláusula según la cual, en caso de conflicto entre la ley estatal y el Estatuto, este tendrá preferencia. Lo que más ampollas ha levantado es, sin embargo, la definición de Cataluña como “nación” además del artículo según el cual el pueblo de Cataluña es libre de elegir su propio futuro y autodeterminación. Carod-Rovira no perdió oportunidad, una vez aprobado el texto, de recordar los deseos independentistas de ERC.