REINO UNIDO
Los fantasmas de Madrid llegan a Londres
Por Alfredo López Zamora. LONDRES2 min
Internacional09-07-2005
La idea se repetía en los diarios británicos: un fantasma ha visitado Londres al amanecer y horas después ha desaparecido de la gran villa olímpica. La ciudad quedó paralizada la mañana del 7 de julio, una única mañana en la que el miedo y el desconcierto se apoderó de los ciudadanos, pero que más tarde cayó tras la memoria.
Sólo unas horas después de los atentados, los autobuses iban repletos de personas que volvían a sus casas. Las calles estaban llenas de gente que conversaba distendidamente y los bares servían cerveza a la vez que los clientes veían el frío canal de música en la televisión. Mientras tanto, la Policía seguía intentando encontrar gente con vida entre los restos de los vagones de Metro y muchas familias lloraban desconsoladas mirando la foto de aquel al que despidieron tras el desayuno y al que quizá nunca más volverían a ver. La ciudad se sumió unas horas en el caos y el temor más absoluto, pero rápidamente recuperó la normalidad y la rutina volvió a cubrir a la capital britanica. Las ediciones de los periódicos británicos volaban de mano en mano ofreciendo la última hora de las investigaciones y de la actividad de la Policía. No daban ninguna cifra de muertos ni de heridos y las fotografías se limitaban a mostrar el caos de la ciudad, los coches de Policía rodeando las estaciones de Metro o una vista muy lejana del autobús que quedó destrozado en plena calle tras el atentado. Un fantasma tiñó de sangre el suelo y subsuelo londinense y no recibió réplica alguna. Fue el mismo fantasma que visitó Madrid y que sumió a la capital española en un silencio absoluto durante meses. Sumergió a los españoles en el llanto desconsolado ante la impotencia y la rabia. Fue un fantamsa que unió al pueblo madrileño en las empapadas calles con las manos blancas, entre llantos por los fallecidos y apoyo a los afectados. Aquella respuesta unánime no podía quedar de lado. La vida en Madrid no podía seguir igual pero, lamentablemente, la vida en Londres ha seguido igual. Muchos londinenses se han olvidado de que cualquiera de ellos podría haber sido los que nunca mas verían la luz del sol, los que nunca mas verían la sonrisa de su pareja. Un trozo de cada madrileño murió en los atentados del 11-M y todos unieron su grito en contra del terrorismo. El 7 de julio sembró por un momento el caos en la sociedad londinense para sumergirse horas después, tras el mayor atentado de su historia, en la rutina fría e impersonal y mirando sin descanso hacia las olimpiadas de 2012.