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MÚSICA

El mundo de la radio pierde a Joaquín Luqui

Por Luis Suárez RuedaTiempo de lectura2 min
Espectáculos30-03-2005

"Hola, hola, hola", así comenzaba siempre sus intervenciones el popular locutor de radio y crítico musical, Joaquín Luqui, que falleció en la madrugada del pasado 28 de marzo en el Hospital Clínico de Madrid a los 57 años de edad. Luqui sufrió una caída accidental en casa de una amiga y, al sentirse mal, acudió a las urgencias de dicho hospital. Minutos más tarde fue ingresado con una hemorragia cerebral que le costaría la vida diez días más tarde.

La radiofórmula musical ha dicho adiós al máximo responsable de su nacimiento y creación en España, Joaquín Luqui. Nacido en un pequeño pueblo de Navarra, Luqui vio desde muy pequeño su vocación por la radio. Desde su infancia había vivido pegado a un transistor de radio; más adelante su necesidad de transmitir lo que él sentía cada vez que escuchaba una nueva canción le permitió colaborar en el programa El pensamiento navarro y de ahí, paso a Radio Requeté, de la Cadena SER. Tras varios años de trabajo en Navarra, en 1969 llegó a los estudios de Cadena SER en Madrid en donde puso su voz a la revista El Gran Musical y al programa Los 40 Principales, que más adelante se convertirían en la Cadena 40 Principales, actualmente la radio musical más escuchada de España. Conocido por su peculiar todo de voz, entre agudo, rasgado y risueño, la voz de Joaquín Luqui fue tan conocida como su desarreglado aspecto. Estas dos facetas, sumadas a que probablemente era la persona de la radio que más sabía de música, fuera cual fuera el estilo, le hicieron ser tan respetado como querido en todas las radios musicales de España. Durante los últimos años, su labor dentro de la Cadena 40 Principales incluía colaboraciones en programas como ¡Anda ya!, de Juanma Ortega, en donde presentaba un microespacio llamado Los mundos de Luqui; en Fan Club, conducido por el locutor y gran amigo de Luqui, Tony Aguilar, donde hablaba de cine, y también en el canal de televisión 40TV, donde presentaba el espacio Década 40. Tan imitado como inimitable, su muerte deja inevitablemente su recuerdo y su ejemplo a seguir para todos los locutores de radio musical. Nunca tenía una mala cara para nadie, siempre escuchaba a toda la gente de la radio que le pedía consejo, desde los más grandes hasta los recién llegados y fue él quien precisamente marcó una de las pautas más importantes para trabajar en la Cadena 40 Principales: un locutor nunca está triste. Sus restos mortales fueron incinerados en el cementerio de La Almudena, en Madrid y posteriormente trasladados a su pueblo natal, Catarroso, en donde descansan junto con los de sus padres y con un CD del programa especial que su compañero Iñaki Gabilondo le dedicó tras su muerte.